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¿ESPERAS UN MILAGRO?

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«El Señor lo miró, y le dijo: "Usa la fuerza que tienes, para ir a salvar a Israel del poder de los madianitas. Yo soy el que te envía"» (Jueces 6: 14).

Es probable que tú, al igual que yo, te encuentres entre los millones de creyentes que durante años hemos estado esperando un milagro en nuestras vidas. ¿Conoces a alguien que no? Si eres de los que anhelan ver la poderosa mano de Dios obrando en tu vida, te invito a echar un vistazo a la experiencia de Gedeón.

 

Aquella soleada mañana este joven se dirigió a hurtadillas al lagar a trillar el trigo para preparar una escasa comida familiar. Entonces se le apareció el Ángel del Señor y le dijo: «¡El Señor está contigo, hombre fuerte y valiente!» . A lo que este joven israelita, con sencillez de corazón, respondió: «Perdón, señor, pero si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos pasa todo esto? ¿Dónde están todos los milagros de que nos hablan nuestros antepasados, cuando dicen que el Señor nos sacó de Egipto? El Señor nos ha abandonado, y nos ha entregado al poder de los madianitas» (Jueces 6: 12 -13).

 

Como la experiencia del éxodo todavía estaba fresca en la mente de los israelitas, se podría considerar que esta respuesta salía de una boca incrédula y blasfema. Pero no seamos tan severos a la hora de juzgar. En realidad, Gedeón no es más que un joven atribulado que derrama su alma ante el Señor.

 

Sin embargo, lo que llama mi atención es la frase: «Usa la fuerza que tienes, para ir a salvar a Israel» (vers. 14). Aquí Dios le está diciendo a Gedeón que ese milagro que tanto había esperado iba a ocurrir, y que, además, ya había una persona señalada para cumplir dicho propósito: el mismo Gedeón. ¡Esa sí que era una buena noticia!

 

Al comenzar este nuevo año, es muy probable que el amante Padre celestial esté a punto de concederte ese milagro por el cual has estado orado por tantos años. Y como en el caso de Gedeón, tú desempeñarás un papel protagónico en su realización. Aunque el poder no esté en ti o en tu interior, como algunos piensan, tienes a un Dios poderoso que está dispuesto a usarte para glorificar su nombre, como lo hizo con Gedeón. ¿Estás dispuesto?

 

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