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UN HOMBRE DE ORACIÓN

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«Oren en todo momento» (1 Tesalonicenses 5: 17).

En la historia de las misiones hay pocos siervos de Dios que oraban con tanta intensidad y fervor como John Hyde, misionero de la India. En una ocasión oró durante treinta y seis horas, de rodillas, con la Biblia abierta frente a él. En otra ocasión oró durante diez días sin comer ni dormir. Se cuenta que una vez pasó un mes en el que apenas comía y descansaba muy poco a fin de dedicarle tiempo a la oración. Con frecuencia, oraba toda la noche, luego continuaba al día siguiente testificando del amor de Dios. La gente lo llamaba «Hyde, el hombre de oración» , «el hombre que nunca duerme» .

 

¿Por qué oraba tanto? Él respondía:

—Debemos mantenernos cerca de Jesús. Él es el que atrae a las almas a sí mismo por medio de nosotros.

 

Cuando no oraba, John trataba de ganar a hombres, mujeres y jóvenes para Cristo. A menudo «Hyde, el hombre de oración» , confrontaba a las personas con quienes viajaba en el tren. En ocasiones cambiaba su destino con tal de seguir hablando a alguien sobre Jesús. Una de estas personas era un adolescente que antes había sido cristiano, pero pensó que se estaba perdiendo la gran diversión que le ofrecía el mundo.

 

—Por favor, no le des la espalda a El Salvador —rogaba el misionero sinceramente y con lágrimas en los ojos—. ¿Por qué abandonas a Aquel que tanto te ama?

—¡Vamos, viejo! ¡Déjeme en paz! —protestó el joven—. ¡Ya le dije que no quiero oír más sobre religión!

—Estaré orando por ti —le dijo el misionero cuando el joven le dio la espalda. A la mañana siguiente, el conductor notó que el mismo joven del día anterior ocupaba uno de los asientos del tren, solo que esta vez iba en dirección contraria.

—Fue una visita muy corta —comentó el conductor.

—Regreso para hablar con el misionero Hyde —respondió el joven—. No pude conciliar el sueño en toda la noche. Cada vez que cerraba los ojos, solo veía a ese anciano y sus lágrimas.

—Quisiera decirle que, después de todo, sí quiero ser cristiano.

 

«La oración fervorosa del justo tiene mucho poder» (Santiago 5:16). ¿Te gustaría fortalecer tu vida de oración? Hoy es un buen día para empezar.

 

 

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