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UN MUCHACHO TRAVIESO

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«Manténganse despiertos y oren, para que no caigan en tentación» (Mateo 24: 41).

El verdadero nombre de Mark Twain era Samuel Langhorne Clements. De niño, vivió toda clase de aventuras, las cuales le sirvieron para escribir Tom Sawyer y Huckleberry Finn, dos de sus obras cumbre.

—¡No se te ocurra salir de casa! —le advirtió su mamá—. ¡No quiero que te contagies de sarampión!

 

¡Pero Sam quería tener sarampión! No soportaba la idea de que sus amigos experimentaran algo que él no. Así que se escapó a la casa de Will Bowen.

 

—A su casa, jovencito —le ordenó la señora Bowen.

En lugar de regresar, rodeó la casa, entró por la puerta trasera y subió nuevamente al cuarto de Will. Al cabo de unos diez minutos lo volvió a encontrar la señora Bowen y lo mandó a su casa.

—Creo que volveré de noche —decidió Sam.

 

Esperó a que todos durmieran en casa para salir por la ventana y correr a casa de los Bowen. Trepó hasta la ventana de Will y entró en la habitación. Luego se metió en la cama con su amigo. Los dos muchachos pasaron la mitad de la noche conversando, y a la mañana siguiente no despertaron a tiempo. La señora Bowen encontró a Sam en la habitación de Will, y lo llevó personalmente con su madre. El chico sintió mucha satisfacción cuando al día siguiente estaba lleno de manchitas rojas por todo el cuerpo.

—Debería darte la paliza de tu vida —le dijo su madre—, pero creo que la fiebre será castigo suficiente.

 

¡Y lo fue! Durante una semana ardió en fiebre y le dolían los huesos. Incluso hubo días en que su familia pensó que iba a morir.

 

¿No crees que fue una actitud necia la que asumió Samuel? Estuvo jugando con la tentación, desafiando a la enfermedad. Más bien deberíamos seguir el ejemplo de José, que en lugar de caer en la tentación, huyó de la esposa de Potifar. A los jóvenes como tú, Pablo aconseja: «Huye de las pasiones de la juventud, y busca la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con todos los que con un corazón limpio invocan al Señor» (2 Timoteo 2: 22). Si hoy tomas la firme determinación de ser fiel, Dios te recompensará.

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