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Algunos periódicos publicaron una noticia que hizo sonreír a muchos: «El perro de Liz Taylor se come la perla más perfecta del mundo» . La perla más perfecta que se ha conocido se denominaba la Peregrina por sus numerosos viajes.
Había sido descubierta por un esclavo en el siglo XVIII. Pasó por las manos de gente rica y famosa en diversas partes del mundo. Esta gema de gran tamaño perteneció al príncipe Felipe de España, al rey Enrique VIII de Inglaterra y al emperador Napoleón Bonaparte de Francia.
El legendario actor Richard Burton la compró en 1969 y la regaló a su esposa Elizabeth Taylor. Por desgracia, ese mismo día, la actriz perdió esta fabulosa joya. Tras buscarla frenéticamente durante interminables minutos, la actriz se dio cuenta de que su perro estaba mordisqueando algo. Asombrada, abrió la boca y reconoció la preciosa perla. Con gran alivio comprobó que estaba intacta. ¡Qué pérdida tan lamentable hubiera sido! No tanto porque la artista hubiera perdido su tesoro, sino porque la perla en sí misma era una maravilla en la naturaleza.
El reino de los cielos es semejante a una perla de gran precio. «Cristo mismo es la perla de gran precio. En él se reúne toda la gloria del Padre, la plenitud de la Divinidad. Es el resplandor de la gloria del Padre y la misma imagen de su persona» (Palabras de vida del gran Maestro, p. 89). El conocimiento de Cristo como Salvador llega a mucha gente, pero muchos lo rechazan; mientras que otros se interesan y hacen todo lo necesario para obtenerlo. Finalmente, algunos juegan descuidadamente con la valiosa perla y la pierden, masticada por un perro, robada por un ladrón o de alguna otra manera.
Seguir a Jesús encierra decisiones que afectarán el curso de nuestras vidas. Nuestro texto de hoy dice que el comerciante «vendió todo lo que tenía, y compró esa perla» . ¿Has pensado en las cosas que tienes que poner a un lado para seguir a Jesús? Y, más importante, ¿te has detenido a valorar su sacrificio? Toma la decisión de amar a Dios sobre todas las cosas y tu vida será bendecida con su presencia.