Regresar

NO PIERDAS EL RUMBO

Play/Pause Stop
«Por esta causa debemos prestar mucha más atención al mensaje que hemos oído, para que no nos apartemos del camino» (Hebreos 2: 1).

Hansle Parchment pasará a la historia como el atleta más despistado de los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Camino a las semifinales de los ciento diez metros con vallas, Parchment confundió su autobús y tomó otro, que lo dejó lejos de su destino.

 

El atleta no sabía qué hacer, así que comenzó a pedir ayuda a las personas de su entorno. Nadie parecía colaborar, hasta que una voluntaria japonesa de los juegos olímpicos, Tijana Stojkovic, decidió darle noventa dólares, suficientes para tomar un taxi hasta el lugar de la competencia. Parchment llegó a tiempo para calentar, ganar en las semifinales y, finalmente, proclamarse campeón olímpico con la medalla de oro, aunque casi no lo logra.

 

«Debemos prestar mucha más atención al mensaje que hemos oído, para que no nos apartemos del camino» . ¿Apartarse del camino? Y con mucha razón. Hoy en día tenemos a nuestro alcance más distracciones que nunca. Según la encuesta mundial de consumidores móviles 2018 de Deloitte, las personas revisan su celular un promedio de cincuenta y dos veces por día, y esta frecuencia va en aumento cada año. Por eso Vargas Llosa llama a esta generación, «la civilización del espectáculo» .

Cada discípulo de Jesús es como Cristiano, el protagonista de El progreso del peregrino, que abandona la Ciudad de Destrucción para emprender un apasionante viaje hacia la Ciudad Celestial. Enfrenta luchas, a veces incluso retrocede, pero finalmente logra llegar a su destino. Pero esta no es una carrera de velocidad o una competencia entre los participantes, sino más bien una de resistencia, donde cada uno lucha consigo mismo en una batalla a muerte.

 

A los vencedores, las Escrituras prometen: «El que persevere hasta el fin, este será salvo» (Mateo 24: 14,12V15), Y nos recuerdan que Dios «dará vida eterna a quienes, buscando gloria, honor e inmortalidad, perseveraron en hacer lo bueno» (Romanos 2: 7).

 

Entonces, ¿qué debernos hacer para no perder el rumbo? El apóstol aconseja: «Despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros puestos los ojos en Jesús» (Hebreos 12: 1-2, RV15). Si mantenemos la vista puesta en Jesús, «el camino, la verdad y la vida» , no perderemos el rumbo.

Matutina para Android