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APRENDAMOS A ESCUCHAR

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«El que desprecia la corrección no se aprecia a sí mismo; el que atiende a la reprensión adquiere entendimiento» (Proverbios 15: 32).

¿Sabes escuchar? Muchos oyen, pero sin escuchar. Pocos saben comunicarse en forma debida, y eso los perjudica. El siguiente caso muestra lo que puede suceder al que no escucha.

 

El caballero, de origen inglés, subió a un tren en una ciudad de Alemania y se sentó junto a una señora de aspecto agradable que también parecía ser inglesa. Después de acomodarse, se volvió hacia ella y le preguntó si era inglesa. La señora le lanzó una mirada furibunda, sacó un libro en inglés y se puso a leer.

 

Mientras el tren estaba todavía en la estación donde se había detenido, el conductor pasó pidiendo los boletos. La señora entregó su boleto sin mirar siquiera al conductor. Este dijo algo en alemán. La dama lo miró con rostro malhumorado y siguió leyendo. El conductor volvió a decirle algo acompañando sus palabras con enérgicos movimientos de las manos.

 

Otro pasajero quiso intervenir para ayudar a la dama. Le dijo: «Señora, ¿entendió usted lo que le dijo el conductor?» . Pero la señora lo ignoró. El amable pasajero repitió la pregunta. La dama se limitó a mirarlo a los ojos mientras decía: «¡Tampoco me interesa entablar una conversación con usted!» .

 

El pasajero amable se compuso mientras el tren reiniciaba la marcha, y contestó: «Está bien, señora. Haga lo que quiera. El conductor solo trataba de decirle que usted subió a un tren equivocado, que lleva otro rumbo, que es un tren expreso y que su próxima parada será dentro de seis horas» .

 

Interesante, ¿cierto? Ahora imagina los graves resultados que nos acarreamos cuando no prestamos atención a la voz de Dios. Corremos el riesgo de perder el camino y no llegar a nuestro destino, que es «la santa ciudad, la Nueva Jerusalén» .

 

Hoy, al obedecer su palabra, puedes estar seguro de que andas por «el camino, la verdad y la vida» (Juan 14: 6). «Y si te desvías a la derecha o a la izquierda, oirás una voz detrás de ti, que te dirá: "Por aquí es el camino, vayan por aquí"» (Isaías 30: 21). Que tu caminar te lleve hoy un poco más cerca del reino de Dios.

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