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ORA EN LUGAR DE PREOCUPARTE

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«No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también» (Filipenses 4: 6).

Los psicólogos y los psiquiatras han dado muchos consejos útiles para combatir la preocupación y la ansiedad; pero en nuestro pasaje de hoy el apóstol ha añadido algo esencial que a menudo se pasa por alto: «Preséntenselo todo a Dios en oración» . Pablo propone aquí la oración como remedio. Este consejo es bueno si se lo sigue con entendimiento, pero no debernos abusar de él. Sobre esto, Leslie Westherhead afirma:

«No solo debemos orar para librarnos de la ansiedad, sino también debemos procurar, comprender su causa y eliminarla. Nadie ora por sus dientes, sino que va a ver a un dentista. [...1 Veinte minutos en una mesa de operaciones harán más en favor de una paciente que sufre, digamos, de apendicitis, que una semana de oración. [...] El propósito de la oración es la unidad con Dios y no solamente la recuperación de la salud» (Prescription for anxiety, p. 102).

 

Pablo no solo recomienda que llevemos a Dios nuestras ansiedades y preocupaciones, sino que también sugiere: «Denle gracias» . Norman Vincent Peale habla de una mujer cuya vida había estado plagada de temor y ansiedad. Peale le recomendó que orara, y ella encontró ayuda al seguir su consejo. Dijo: «Cada noche comienzo mi oración enumerando todas las cosas por las cuales estoy agradecida, cosas pequeñas que ocurrieron durante el día y contribuyeron a mi felicidad. Sé que este hábito ha guiado mi mente para que capte las cosas placenteras y olvide las que son desagradables» (The Power of the Positive Thinking, p. 43).

 

A lo largo de todos los siglos, desde Pablo hasta Peale, orar a Dios y agradecerle han constituido un gran remedio para la ansiedad y la preocupación. Si podemos comprender que nuestro Dios está tan atento a nuestros problemas como nosotros, que él está deseoso que seamos felices y tengamos éxito, y que él está a nuestro lado y oye nuestras oraciones, entonces no tendremos motivo para manifestar una ansiedad prolongada y destructora.

 

Tómate hoy un tiempo para orar a Dios y agradecerle por sus abundantes bendiciones. Haz de esto un hábito y Dios cambiará tus preocupaciones por la seguridad de su presencia.

 

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