UN TERRENO PELIGROSO —SEGUNDA PARTE—

El movimiento espiritista contemporáneo tuvo sus orígenes en Nueva York con las hermanas Fox. Margaret, de quince años, y katie Fox, de doce, se quejaban de escuchar golpeteos extraños en su casa. Manifestaron haber desarrollado un código que les permitía comunicarse con el espíritu que según ellas estaba haciendo dichos ruidos. La casa se consideró encantada y estos hechos se propagaron como la pólvora por toda América. Las noticias sobre este suceso dieron nacimiento al espiritismo moderno en 1848.

Al final de sus vidas, las hermanas confesaron que todo era un fraude y que los golpes se producían con los dedos de los pies golpeando sobre cajas de resonancia. Sin embargo, ya era tarde. En 1854 los espiritistas contaban ya, en América, con más de tres millones de fieles dirigidos por más de diez mil médiums.

Sobre los peligros del espiritismo, Elena G. de White escribió: «Son pocos [os que comprenden el poder engañoso del espiritismo y el peligro de caer bajo su influencia. [...] Se aventuran en terreno prohibido y el poderoso destructor ejerce su poder sobre ellos contra su voluntad. Una vez que los induce a someter sus mentes bajo su dirección, los mantiene cautivos» (El conflicto de los siglos, p. 546).

El espiritismo está en auge y muchos caen presa de las asechanzas del enemigo. Y nosotros, ¿qué podemos hacer para evitar caer en la trampa? El único camino seguro es mantenernos del lado de Jesús y basar nuestra fe en la Palabra de Dios. Satanás engañó a Eva porque esta dudó de las palabras de Dios. Pero al enfrentarse con Jesús en el desierto, fue derrotado por el poder de la Palabra: «No solo de pan vivirá el hombre, sino también de toda palabra que salga de los labios de Dios» (Mateo 4: 4).

La Biblia es [a única regla de fe y práctica del cristiano, y nuestra salvaguarda contra los ataques del enemigo. ¿Estamos dedicando tiempo diario al estudio de las Escrituras? Dios no traerá a la memoria las porciones de su Palabra que no hayamos estudiado. Si dedicamos tiempo diario a estar con Jesús y obedecemos a su Palabra, no seremos engañados.