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Una familia de peces espada se desliza entre las aguas azules y claras del océano. El hijo ve a un pececito en el extremo de una cuerda. «¡Qué suerte! —dice—. Encontré el desayuno servido» .
«Ten cuidado —le advierte la madre pez espada—. He oído historias terribles acerca de algunos que se tragaron el desayuno que colgaba de un cordel. Desaparecieron y nadie volvió a verlos jamás» .
El hijo responde: «Este es un pez verdadero, y tiene buen aspecto. No puedo desaprovechar una oportunidad corno esta. No le veo nada de malo» . Se traga el pez, y al instante es arrancado del mar para convertirse a su vez en el desayuno de alguien. El pez de la cuerda estaba unido a un anzuelo.
Muchos se divierten con sus teléfonos inteligentes, los videojuegos o el internet. Sin embargo, no se dan cuenta de que a menudo esas diversiones son una trampa: crean adicción al igual que las drogas. Al saturar sus cerebros con luces, imágenes y estímulos electrónicos, les nublan la mente y les quitan el interés por el estudio, la superación personal o las cosas espirituales. Los adictos a esas diversiones desperdician muchas horas de su vida cada semana. Elena G. de White afirma: «El poder de resistencia, la fuerza y actividad del cerebro pueden disminuir o aumentar de acuerdo con la manera en que sean usados» (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 110).
¿A qué dedicas tu tiempo? ¿Estás buscando la justicia, el amor y la paz, o estás siguiendo las modas y las tendencias de este mundo? Dios quiere que disfrutes de la vida, pero también que lo honres con todo lo que haces. Él te ha dado talentos, sueños y propósitos que puedes desarrollar si le dedicas tiempo y atención. No te conformes con lo que el mundo te ofrece, pues «el mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; en cambio, el que hace la voluntad de Dios vive para siempre» (1 Juan 2: 17).
Hoy te invito a evaluar cómo estás usando tu tiempo y tus recursos. Pídele a Dios que te ayude a escapar de las trampas del enemigo y a vivir una vida plena y abundante en él.