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UN LORO COLÉRICO

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«El que es impulsivo actúa sin pensar; el que es reflexivo mantiene la calma» (Proverbios 14: 17).

Una chica llamada Goyita tenía un torito de esos que se crían en los bosques centroamericanos, que respondía al nombre de Galán y que era muy colérico. A diferencia de otros loros que están casi siempre encantados con la vida, Galán no soto se enojaba, sino que permanecía enojado. En esas circunstancias, cuando su lora favorita se le acercaba para demostrarle afecto, la corría con chillidos y picotazos.

 

La última vez que Goyita le recortó las plumas de las alas, Galán se puso furioso, como de costumbre. Chilló y le picó las manos. Ella lo levó afuera y quiso ponerlo en la rama de un arbolito, pensando que estaría feliz de la vida, pero no fue así. Galán no quiso posarse en la rama, y voló a mordisquearle la mano. Galán era indudablemente un torito muy testarudo y gruñón. Había en el vecindario otros loros que se divertían parloteando, jugando y comiendo, mientras Galán continuaba con sus protestas quisquillosas e injustificadas. Perdía toda la diversión porque gastaba sus energías en sus rabietas.

 

Si los jóvenes mantienen su enojo como lo hacía Galán, podrían perder valiosas oportunidades para enriquecer sus vidas con actividades muy satisfactorias. Resulta difícil encontrar entretenimiento en cosas positivas cuando se insiste en guardar rencor contra alguien. El enojo es una emoción natural, pero no debemos dejar que nos domine. El enojo puede dañar nuestras relaciones con los demás, afectar nuestra salud física y mental, y alejarnos de Dios.

 

La Biblia nos da muchos consejos para manejar el enojo. Salomón aconseja: «No te dejes llevar por el enojo, porque el enojo es propio de gente necia» (Eclesiastés 7: 9). Y Pablo nos exhorta: «Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día» (Efesios 4: 26).

Y tú, ¿te enojas con frecuencia como Galán? Identifica las causas de tu enojo, busca a Dios en oración y pídele que te ayude a perdonar a quienes te han ofendido, expresa tu enojo de forma respetuosa y asertiva, sin insultar ni agredir a nadie y agradece a Dios por la oportunidad de crecer y aprender de tus experiencias.

 

Hoy es un buen día para superar el enojo y encontrar plena paz en la presencia de Cristo Jesús.

 

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