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¿CONSISTENTE O QUEBRADIZO?

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«Cuando el objeto que estaba haciendo le salía mal, volvía a hacer otro con el mismo barro, hasta que quedaba como él quería» (Jeremías 18: 4).

EL SUELO TIENE ALGUNAS CARACTERÍSTICAS particulares: dureza, pegajosidad y plasticidad. Para analizarlas, se necesitan: dos muestras diferentes de suelo, unas bandejas y agua. Con las muestras secas, intenta verificar cuál de ellas es más dura apretando un terrón entre los dedos. A continuación, humedece las muestras, toma una porción y apriétala entre los dedos, comprobando cuál es más pegajosa. Por último, intenta formar pequeños rollos con las muestras. Un suelo con gran plasticidad es aquel que permite ser moldeado en rollos finos sin romperse.

Los suelos que son muy pegajosos y de gran plasticidad suelen ser ideales para ser moldeados. Ahora bien, los que forman terrones húmedos son más adecuados para la actividad agrícola. En el contexto del versículo de hoy, Dios le pide a Jeremías que vaya a la casa del alfarero. Al llegar al lugar, el profeta observa que el alfarero estaba haciendo una vasija, sin embargo, la masa no tenía consistencia y se deshizo. Pero en lugar de arrojarla a la basura y agarrar una nueva, el alfarero volvió a incorporar la masa y volvió a hacer otra vasija con el mismo barro, ahora con mayor consistencia (característica que aporta firmeza y resistencia a un cuerpo).

Dios desea que tengamos principios firmes, es decir, que nada nos desvíe de sus caminos. Solo así seremos verdaderamente felices y completos. Pero, incluso si en algún momento perdemos nuestra «consistencia» en seguir a Jesús, él puede rehacernos y proporcionarnos lo que necesitamos para convertirnos en nuevas criaturas.

Intenta ponerte hoy en las manos del Alfarero y sentir la transformación que trae consistencia y un nuevo propósito a tu vida.

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