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"¡Limpia el baño y tu habitación!", eran las temidas palabras de mi madre los viernes por la tarde. ¿Por qué algunos niños son ordenados por naturaleza, cuando incluso a algunos adultos les cuesta tanto mantener limpios sus espacios? Por ejemplo, a mí nunca me ha importado doblar la ropa y llevarla a mi habitación. Pero nunca consigo guardar la ropa en los cajones y armarios. Y luego está el cuarto de baño. Entre el agua que salpica por todas partes, la pasta de dientes que salpica el espejo, todos los botes de jabón, champú, loción y productos para el pelo que hay en la encimera, es casi imposible mantenerlo limpio.
Entonces oí hablar de la marmota. La marmota es extremadamente cuidadosa tanto con su aspecto como con su entorno. Cuida su pelaje quitándose los enredos con los dientes, y se lame las patas y el pelo del cuerpo con regularidad.
Pero la característica que diferencia a la marmota de la mayoría de los demás animales es que mantiene su entorno perfectamente limpio. Cuando la marmota necesita ir al baño, busca un lugar alejado de su madriguera y cava un agujero de cinco o seis centímetros de profundidad. Después, lo cubre cuidadosamente con tierra. Y, por si fuera poco, golpea la tierra con la cabeza para que la tierra suelta alrededor del agujero quede compactada, asegurándose de esa manera que no quedará al descubierto. La energía con la que la marmota mantiene limpio su entorno la convierte en el modelo perfecto de ama de casa del mundo animal.
No puedo decir que conocer las buenas costumbres de la marmota me haya convertido en una persona perfectamente limpia y ordenada de la noche a la mañana. Pero su ejemplo me recuerda que no solo debo intentar mantener limpia mi casa, sino que mi corazón y mi mente también necesitan una limpieza de forma regular.
Joelle.