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«Baxter, Vuelve A Casa»

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«La oración fervorosa del justo tiene mucho poder». Santiago 5: 16

Hay cosas que no me gusta hacer. Por ejemplo, no me gustan las montañas rusas ni me gusta caminar en la oscuridad. Tengo una amiga a la que no le gusta ver arañas en su casa, y tuve un gato al que no le gustaba que le frotaran la barriga. De igual manera que hay cosas que a ti no te gustan hacer, a Dixie había una cosa que no le gustaba hacer, y era orar en voz alta. A ella le encantaba orar a Jesús cuando estaba sola, porque así sentía como si estuviera hablando con un amigo.

Un día, Dixie estaba hablando por teléfono con su buena amiga Edith, que estaba muy triste. Iba a ingresar en el hospital para someterse a una cirugía, pero eso no era lo que le preocupaba. Su gato, Baxter, había desaparecido hacía tres días y Edith temía que si Baxter volvía a casa mientras ella estaba en el hospital, se enfadaría al ver que no había nadie y tal vez se escaparía de nuevo.

Dixie se sintió triste por Edith. No sabía cómo podía ayudarla hasta que se le ocurrió una idea.

«¿Te gustaría que orara contigo?», preguntó Dixie. Se sintió un poco sorprendida por haberse ofrecido a hacer algo que temía hacer. «Sí», dijo Edith.

Entonces Dixie oró. Al principio se sintió incómoda, pero hizo una breve oración, pidiendo que Baxter estuviera a salvo y encontrara el camino a casa. Dixie y Edith hablaron un poco más y luego colgaron.

A las pocas horas, Edith llamó a Dixie. Esta vez estaba muy contenta, Jesús había escuchado la oración de Dixie y Baxter había encontrado el camino a casa. Es bueno saber que el mismo Jesús que cuida de los gatos, los pájaros y los peces, también te cuida a ti.

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