«El que me preste atención, vivirá en paz y sin temor de ningún peligro». Proverbios 1: 33
Hoy vamos a hablar de un ave muy conocida en todo el mundo y muy útil para que el ser humano se alimente. Seguro que adivinas cuál es con las siguientes pistas...
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Tengo un dientecito en la punta del pico que me ayuda a salir del cascarón y desaparece poco después de salir del cascarón.
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Mis plumas de bebé son esponjosas, suaves y amarillas. Las tengo en cuanto salgo del cascarón.
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Me trago la comida entera. Tengo un «molino» en la garganta llamado molleja, donde va la comida para ser triturada por la gravilla o piedrecitas que me trago.
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No tengo músculos en la garganta como las personas. Por eso tengo que beber un trago de agua y levantar la barbilla para que el agua baje por la garganta. Me ayuda a empujar la comida hacia el estómago. He oído decir que después de tomar un bocado de comida y un trago de agua, levanto los ojos al cielo para dar gracias a Jesús por mi comida. Me parece muy bien.
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Normalmente se puede saber cuál es mi estado de ánimo por los sonidos que hago, mis cacareos, chillidos y graznidos que cambian con mi humor.
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La gente te llamará por mi nombre si piensa que eres un cobarde. Pero se equivocan. Lucho con fuerza si mis crías o mi nido están amenazados.
Respuesta: Soy una gallina.
La gente cree que las gallinas tienen miedo de todo, pero no es cierto. La próxima vez que oigas que llaman «gallina» a alguien, recuerda que las gallinas pueden ser valientes y que, con la ayuda de Dios, tú también puedes serlo.
Vicki.