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El puma había tardado mucho en acercarse a los corderos y las ovejas porque había una cosa que dificultaba mucho su trabajo. La experiencia pasada le había enseñado al puma que para tener éxito debía correr más rápido, ser más inteligente y superar a la líder del rebaño, una oveja vieja y muy sabia. En todos los rebaños, las ovejas están siempre en guardia y alerta ante cualquier intruso o señal de peligro, pero esta oveja era una guardiana aún más eficaz.
Habiendo vivido toda su vida en el campo, la vieja oveja conocía los mejores lugares para comer, sobre todo cuando escaseaba la buena hierba. Conocía todos los abrevaderos, así como los lugares seguros. Pero lo más importante es que conocía todas las trampas de los depredadores y todas las vías de escape. Podía elegir con astucia una vía de escape para cualquier amenaza a la que se enfrentara el rebaño.
El puma estaba hambriento, se había tomado su tiempo para arrastrarse silenciosamente hasta un lugar donde pudiera atacar. Pero su planificación fue en vano. El felino era rápido e inteligente, pero la vieja oveja lo era aún más. Antes de que el puma saltara del suelo, ella ya había avisado al grupo, y estaban huyendo.
El puma observó con el estómago vacío cómo el último borrego bajaba fácilmente por el escarpado acantilado y desaparecía de su vista. El camino por el que huían era demasiado empinado para que el puma se planteara siquiera seguirlo. Una vez más, el liderazgo de la vieja oveja había llevado a las ovejas a pastar en paz, pues ella asumió su tarea de vigilar el peligro para que el rebaño estuviera a salvo.
Satanás es aún más sigiloso que un puma. Tú también puedes ponerte a salvo del peligro, escucha a los adultos que te quieren, te cuidan y te ayudan a estar protegido.
Joelle.