«Dios le fijó la fuerza al viento [...], estableció las leyes de la lluvia». Job 28:25, 26
¿Estás listo para esta adivinanza? Puede que hayas visto este fenómeno meteorológico alguna mañana antes de que salga el sol.
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Soy una nube que se forma cerca del suelo o desciende hasta tocar la tierra.
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Para que yo me forme, tiene que haber agua en el aire, una brisa suave, y aire caliente y frío. Por ejemplo, una brisa fría que pase sobre el agua caliente de un pantano me creará, al igual que el aire caliente sobre el mar frío hará que aparezca.
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La brisa me esparce.
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Cuando sale el sol, me evaporo y desaparezco rápidamente.
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En muchos lugares donde no llueve mucho, ayudo aportando humedad a las plantas.
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Puedo ser hermoso, pero también un inconveniente al retrasar los vuelos, o incluso peligroso al dificultar mucho la visibilidad.
Respuesta: Soy la niebla. Aunque puedo ser hermosa, también puedo dificultar la visión hasta que sale el sol y me hace desaparecer.
Si alguna vez te cuesta ver claramente a través de la «niebla» de las cosas malas que has hecho, pídele a Jesús que la haga desaparecer y te ayude a ver con claridad.
Vicki.