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Algunos planetas tienen muchas lunas, pero nuestra Tierra solo tiene una.
Las cosas son diferentes en la Luna que aquí en la Tierra. Por ejemplo, en la Luna no hay tanta gravedad. Si pesas 18 kilos en la Tierra, ¡solo pesarías 4 kilos en la Luna!
La superficie de la Luna es rocosa y tiene grandes cráteres provocados por el impacto de asteroides. Además, en la Luna no hay clima ni atmósfera. Esto significa que, al no haber viento, las huellas de pisadas o el polvo pueden permanecer inalterados durante cientos de años.
Como gira tan despacio y no hay atmósfera que retenga el calor, las temperaturas en la Luna son muy calientes o muy frías. Pueden oscilar entre los 134 °C en la cara soleada de la Luna y los -134° C en la cara oscura.
Podemos ver la Luna desde la Tierra gracias a la luz solar que se refleja en su superficie, porque en realidad, la Luna no brilla. La luz de la Luna que vemos por la noche es en realidad luz solar que brilla en la superficie de la Luna y se refleja aquí en la Tierra. Por eso la cantidad de Luna que vemos depende de dónde esté y de cuánta luz solar pueda reflejar.
¿Eres como la Luna? ¿Cuánto de Jesús reflejas a los que te rodean? Como ocurre con la Luna, la gente solo verá a Jesús en ti si tu rostro está vuelto hacia él y nada se interpone en tu camino. ¡Sé como la Luna!
Vicki.