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En junio de 2023 un video se hizo viral y acaparó la atención de los medios de comunicación. La grabación muestra a un turista británico escribiendo -Iván + Haley 23» nada más y nada menos que ¡en una pared del coliseo romano! De inmediato, el ministro de cultura de Italia, Gennaro Sangiuliano, pidió que se identificara y capturara a este irrespetuoso turista. Samgiuliano tuiteó que este acto. Constituyó una ofensa «a todos los que en todo el mundo aprecian el valor de la arqueología, de los monumentos y de la historia»* e insinuó que dicha ofensa podría ser penada con una multa de 16,000 dólares o hasta cinco años de cárcel.
La importancia y trascendencia de grabar el nombre en un lugar que perdure varía según la cultura, las costumbres y las convicciones de cada individuo. A menudo, esta acción tiene la intención de dejar una huella para la posteridad, de forma que nos recuerden incluso después de la muerte. Es una forma, al menos simbólica, de trascender el paso del tiempo. En otros casos, las personas graban sus nombres como símbolo de identidad y conexión con ese lugar en particular. Grabar tu nombre en un lugar visible también puede servir para preservar la memoria o incluso jurar amor eterno, como es el caso del Pont des Arts, en París.
Lamentablemente, no hay ningún rincón en este mundo donde puedas inscribir tu nombre y, de esa manera, trascender el tiempo y la muerte. Pero hay un lugar, o mejor dicho, un libro, donde esto es posible: el libro de la vida que se encuentra en el cielo. Allí están inscritos los nombres de todos aquellos que aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
A diferencia de la inscripción «lvan+Haley 23», que de seguro las autoridades italianas borrarán, Jesús nos promete: «Nunca borraré sus nombres del libro de la vida, sino que anunciaré delante de mi Padre y de sus ángeles que ellos me pertenecen» (Apocalipsis 3: 5, NTV). El lugar donde tu nombre está inscrito indica a quién le perteneces. Así las cosas, ¿dónde quieres que tu nombre quede grabado?