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Poder ilimitado

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«Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza». Efesios 6: 10, RV95

Las plantas nucleares son una de las principales fuentes de energía en la actualidad. Utilizan la energía generada mediante la separación de los componentes del átomo (fisión) para producir electricidad, y algunos de estos generadores pueden generar suficiente energía en una hora para abastecer a un millón de hogares durante todo un año. Sin embargo, ¿te has preguntado cuánta energía se necesita para que los seres humanos podamos entendernos y convivir unos con otros? Es evidente que vivimos rodeados de personas difíciles de comprender, de complacer e incluso de amar.

En Efesios 5: 21-6: 9, Pablo dedica una sección de la Carta a presentar algunos deberes que, como cristianos, se espera que cumplamos con nuestros cónyuges, hijos e hijas, padres, patrones y empleados. Después de invitarnos a estar sujetos los unos a los otros» (Efesios 5:21) y de explorar en los versículos siguientes lo que esto significa, Pablo se dio cuenta de que es humanamente imposible amarnos, sujetarnos, obedecer, no enojarnos y tratarnos bien los unos a los otros. Por eso, en Efesios 6: 10 concluye la serie de instrucciones sobre las relaciones, invitándonos a fortalecernos «en el Señor y en el poder de su fuerza».

Pablo reconoce que tú y yo no poseemos el poder necesario para llevarnos bien con nuestro prójimo, y nunca lo tendremos, incluso si contáramos con la planta de energía nuclear más grande del mundo. Por eso, en vez de apelar a nuestra fuerza de voluntad, el apóstol nos invita a acudir al Señor y a confiar en su poder y en su fortaleza.

Quizás, al leer estás líneas, haya venido a tu mente alguien de tu entorno y pienses: «¡Es que no lo/la aguanto más!». Esa actitud es entendible. Pero Efesios 1: 19-21 señala que la mayor demostración del poder de Dios fue la resurrección de Jesús. Y ahora, ese mismo poder que levantó a Jesús de entre los muertos está disponible para que tú y yo podamos amar a nuestros semejantes como nos amamos a nosotros mismos. Dios nunca nos da una encomienda sin proporcionarnos los medios para lograrla. Hoy, el poder está a tu alcance.

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