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Aod es uno de esos personajes no muy conocidos de la historia bíblica. No obstante, es uno de favoritos, quizás porque yo soy zurdo. Dios levantó a Aod para salvar a Israel en tiempos de crisis. En este caso, la crisis era la opresión de los moabitas, que había durado dieciocho años, bajo el mando de Eglón, el rey de Moab. Aod supo aprovechar sus características únicas; sabiendo que los guardias no revisarían el lado derecho de su cuerpo, escondió un puñal en su muslo derecho. Luego, se presentó ante Eglón con un "regalo" y le pidió hablar en privado. Eglón aceptó y, cuando estuvieron a solas, Aod sacó el puñal y acabó con el tirano. ¿Y qué podemos aprender de las acciones del juez zurdo?
En primer lugar, que Dios puede usar a cualquiera para cumplir sus planes. No importa si eres zurdo o diestro, alto o bajo, fuerte o débil. Lo que importa es que confíes en Dios y te pongas a su disposición. Él te dará las habilidades, los recursos, las oportunidades que necesites para hacer su voluntad.
En segundo lugar, que Dios puede transformar nuestras debilidades en fortalezas. Ser zurdo en aquellos tiempos era considerado una desventaja o incluso un defecto. Pero Aod lo convirtió en una ventaja para cumplir su misión. Así también, Dios puede usar nuestras limitaciones, defectos o dificultades para mostrar su poder y su gloria. Como dijo Pablo en 2 Corintios 12: 9, el poder de Dios «se perfecciona en la debilidad», por eso su gracia es todo lo que necesitamos.
Por último, la historia de Aod es un llamado a ser valientes, pero también astutos. Aod no se dejó intimidar por el poderoso Eglón, sino que ideó un plan para eliminarlo. Fue audaz y decidido, pero también prudente y discreto. No actuó por impulsividad o imprudencia, sino con sabiduría y estrategia. Como somos ovejas en medio de lobos, Jesús nos invitó a ser «astutos como serpientes, aunque también sencillos como palomas» (Mateo 10: 16).
Que en este día Dios te dé la fortaleza para serle fiel y confiar en su poder, para usar tus dones para su gloria y la astucia, para vencer al mal con el bien.