|
Hace unos años, compartimos un almuerzo con un amigo que había sido misionero en Australia. Durante la conversación, nos contó muchas anécdotas interesantes sobre la inmensa isla del Pacífico Sur. Por supuesto que en una conversación así, los canguros tenían que ocupar parte de la mesa. Nos contó varias cosas sobre esos exóticos animales, pero hubo un detalle que mencionó y que resultó sorprendente. «Los canguros -dijo con una sonrisa- no dan marcha atrás». Luego, nos explicó que, debido a sus enormes patas y colas, es prácticamente imposible para los canguros retroceder. Siempre avanzan, y de ahí proviene la inclusión de estos animales en el escudo de armas de Australia, simbolizando un país que nunca retrocede, que siempre avanza.
¿No te parece que los canguros son un ejemplo noble para todos nosotros? El apóstol Pablo también compartió un pensamiento interesante que puede aplicarse a nuestras vidas: «No quiero decir que ya lo haya conseguido todo, ni que ya sea perfecto; pero sigo adelante con la esperanza de alcanzarlo [...]. Hermanos, no digo que yo mismo ya lo haya alcanzado; lo que sí hago es olvidarme de lo que queda atrás y esforzarme por alcanzar lo que está delante» (Filipenses 3: 12-13).
Pablo nos recuerda que, en nuestra experiencia espiritual, a veces podemos sentir que estamos retrocediendo. Sin embargo, la falta de perfección no debe desalentarnos; por el contrario, debe impulsarnos a seguir creciendo en nuestro camino espiritual. Pablo no permitía que sus imperfecciones lo detuvieran; más bien, lo inspiraban a avanzar. No se aferraba a las malas experiencias del pasado que podrían hacerlo retroceder. En lugar de eso, se centraba en lo que estaba por delante y se esforzaba por alcanzarlo.
La vida cristiana no se centra en tu pasado, sino en tu presente y futuro. Lo que haya ocurrido en tu vida nunca será un motivo para que no sigas hacia adelante. Y lo mismo pasa en otros aspectos de la experiencia humana. ¿Qué tienes por delante? Enfócate en lo que está por venir y, al igual que el canguro, sigue avanzando sin mirar atrás. Los canguros representan la determinación de avanzar y nunca retroceder. Sigamos ese ejemplo.