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¿Sabes lo que es hallyu? Es una expresión china que, literalmente, significa -ola coreana- y se refiere al fenómeno de la popularidad de la cultura y el entretenimiento de Corea del Sur, especialmente el K-pop, los K-dramas, las películas, la moda, el idioma y la gastronomía coreana. Este fenómeno comenzó en 1999 con el éxito de algunos dramas y películas coreanas en China y Japón, y luego se extendió a otros países de Asia y del mundo.
Aunque parezca pura coincidencia, el hallyu no surgió por accidente. En su discurso de investidura del año 2013, la presidenta surcoreana Park Geun-hye afirmó: «En el siglo XXI, la cultura es poder». En las últimas décadas, el gobierno coreano ha invertido miles de millones de dólares en la exportación cultural.
Los coreanos se han dedicado a exportar su cultura porque comprenden muy bien el concepto de «poder blando», que no es más que la capacidad de influir en otros actores políticos sin recurrir a la fuerza o a la coerción, sino mediante el atractivo de la cultura, los valores, las ideas y las políticas de un país. El poder blando suscita la admiración y la buena voluntad, lo que genera ingresos por exportaciones y turismo.
Jesús es el mejor ejemplo del poder blando. Conquistó el mundo de forma pacífica. Cambió la historia mediante la influencia. Transformó a pescadores iletrados en poderosos dirigentes que compartieron el evangelio y pagaron el precio con sus vidas. Y la forma en la que Jesús cambió el mundo en el primer siglo de nuestra era es la misma manera en la que tú y yo podemos cambiar el mundo hoy en día.
La influencia de Jesús se derivaba de su contacto directo con la gente. Él recibía a los niños (Mateo 19: 13-15), comía con fariseos (Lucas 7: 36) y con publicanos (Lucas 15: 1, RV95), mostraba compasión hacia las personas y suplía sus necesidades, se ganaba su confianza y entonces les decía «sígueme».
Para cambiar el mundo no necesitamos miles de millones de dólares ni una industria del entretenimiento. Solo necesitamos estar dispuestos a vivir como Jesús vivió. Así podremos ser parte de la «ola» más grande y duradera de la historia: la ola del reino de Dios.