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Cuando escuchas la frase «yo tengo un sueño», de seguro recuerdas a Martin Luther King. Un día hoy, pero en 1963, Martin Luther King Jr. pronuncio su famoso discurso titulado «yo tengo un sueño». Este discurso lo inmortalizó y se convirtió en uno de los discursos más influyentes de toda la historia. ¿Cuál era el sueño que perseguía Martin Luther King Jr.? La igualdad de derechos civiles en los Estados Unidos sin distinción racial.
El reverendo King comenzó a perseguir su sueño en 1955, con un boicot de autobuses. Durante el periodo comprendido entre 1957 y 1968, se estima que King recorrió más de 9,6 millones de kilómetros, pronunció discursos en público en más de 2,500 ocasiones, fue arrestado por la policía más de veinte veces y sufrió agresiones físicas en al menos cuatro ocasiones. Al final, la mayoría de los derechos por los que King luchó fueron garantizados legalmente con la promulgación de la Ley de Derechos Civiles y la Ley de Derecho al Voto.
Es posible que no estés pensando en liderar una carrera política o un movimiento nacional, como en el caso de King, pero seguramente tienes sueños que anhelas ver materializados. La historia de José nos brinda una ilustración sobre lo que a veces ocurre con los soñadores. Sus hermanos, impulsados por la envidia, conspiraron para acabar con él, pensando: «¡A ver en qué terminan sus sueños!».
Varios años después, José se había convertido en el gobernador de la nación más poderosa de la época. Su sueño se había hecho realidad. ¿Cómo explicarlo? El mismo José dice: «En realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes. [...] Dios me envió delante de ustedes para salvarles la vida [...]. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto» (Génesis 45: 5-8, NVI, la cursiva es nuestra).
No importa cuál sea tu sueño, colócalo hoy en las manos de Dios. Habrá personas que tratarán de hacerte fracasar, para ver qué pasará con tus sueños, pero al igual que José, Martin Luther King y otros tantos soñadores que hallamos en la historia, si confías en Dios, tu sueño puede hacerse realidad.