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En el Apocalipsis, Jesús presenta una descripción alarmante de una de las siete iglesias: Sardis. Los cristianos de Sardis tenían fama de estar vivos, pero a la vista de Jesús estaban muertos. Si la muerte espiritual es un asunto serio, ¡imagínate cuánto peor sería aparentar vida cuando la realidad es todo lo contrario!
Ante el tétrico cuadro de Sardis, Jesús da un contundente consejo en el versículo de hoy. La clave para revivir consiste en «reforzar lo que todavía queda». ¿A qué se refiere Jesús con esto? En el tomo 4 de Testimonios para la iglesia, Elena G. de White cuenta una historia que ilustra el consejo de Jesús:
«Una vez leí sobre un hombre a quien, estando de viaje un día de invierno, andando en medio de la nieve amontonada por el viento, el frío lo había paralizado tanto que casi había perdido la vida. Cuando casi había perecido congelado, víctima del abrazo del viento helado y estaba a punto de abandonar la lucha por la vida, escuchó los gemidos de otro viajero que, como él, también estaba a punto de perecer víctima del frío. Su humanidad se levantó para rescatarlo. Frotó las extremidades cubiertas de escarcha del desdichado hasta que, tras un gran esfuerzo, consiguió ponerlo en pie y, puesto que no se podía tener derecho, le pasó los brazos alrededor del cuerpo y cargó con él a través de los montones de nieve que, unos momentos antes, había pensado que no conseguiría cruzar. Cuando hubo llevado a su compañero a un lugar seguro, su mente se iluminó con el destello de la verdad: al salvar a su vecino también se había salvado a sí mismo. Sus sinceros esfuerzos para salvar a otro aceleraron la sangre que se estaba helando en sus venas y creó un saludable calor en las extremidades del cuerpo».*
Cuando estás en peligro puede parecer descabellado socorrer a otra persona, pero en el ámbito espiritual, ayudar al que está a punto de perecer puede ser la clave para salvar incluso la propia vida espiritual. Hoy, agudiza tus sentidos, tal vez haya alguien a tu alrededor que necesite una palabra de aliento o un oído atento. Recuerda que, al brindar ayuda a otros, te estás ayudando a ti mismo.