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Ruido blanco

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«Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen». Juan 10: 27

¿Alguna vez habías escuchado hablar del «ruido blanco»? El ruido blanco es un sonido que contiene todas las frecuencias audibles, todas de la misma potencia. Aunque yo había escuchado la frase antes y sabía que algunas personas lo utilizan para dormir, nunca lo había probado. Pero cuando nació Joel David, un amigo me recomendó comprar un pequeño dispositivo de ruido blanco para que el niño durmiera mejor.

Al principio estaba escéptico, pero después de utilizarlo durante unas semanas, mi esposa y yo nos volvimos fieles adeptos del ruido blanco para dormir. Como el ruido blanco abarca todas las frecuencias audibles, impide que otros sonidos llamen nuestra atención. Descubrí esto una noche, mientras estaba en la habitación con el bebé. Mi esposa me llamó varias veces, pero no escuché nada. Por eso, cuando el ruido blanco se produce de forma natural, como el sonido del viento entre los árboles o el murmullo del mar, a muchos nos resulta fácil relajarnos y dormir con estos sonidos.

Nuestro mundo también está lleno de ruido blanco, literal y simbólicamente. El trabajo, los estudios, las redes sociales, la familia, la búsqueda del éxito, el deporte y tantas otras actividades a menudo hacen «ruido» en nuestras vidas. Un ruido a veces necesario, pero que puede convertirse en una competencia para la voz de Dios.

Quizás estás familiarizado con la parábola de la gran cena (Lucas 14: 15-24). En este relato, los invitados dejaron de asistir al banquete, símbolo del evangelio, porque estaban demasiado ocupados en asuntos cotidianos: un terreno (vers. 18), yuntas de bueyes (vers. 19) y el matrimonio (vers. 20). Mediante esta parábola, Jesús ilustró como Satanás es un experto «haciendo ruido», al punto de que incluso las bendiciones que Dios nos ha dado se pueden convertir en un estorbo, si dejamos de escuchar la voz del Señor que nos invita a su presencia.

El secreto del ruido blanco consiste en colocar todas las frecuencias a la misma potencia. Si queremos aprender a diferenciar lo que realmente es importante, hemos de aprender a colocar cada «frecuencia» en el nivel de potencia que le corresponde. Solo cuando coloquemos la voz de Dios en primer lugar, lo que a menudo requiere bajar el volumen a todo lo demás, podremos escucharlo y permitirle guiar nuestras vidas.

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