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En 2010 me uní a Facebook y rápidamente comencé a participar mediante publicaciones, fotos, comentarios y discusiones. Sin embargo, poco después descubrí otro aspecto de la red social.
Todo empezó cuando actualicé mi biografía en Facebook y añadí en mi perfil, en la sección de «ocupación», la palabra «pastor». Casi de inmediato empecé a notar que en las columnas laterales de la página aparecían anuncios publicitarios de camisas para clérigos. ¿¿Cómo logran los algoritmos de las redes «conocernos» tan bien al punto que pueden presentarnos publicidad tan acertada? Pues por la misma información que nosotros le suministramos en la forma de fotos, estados, música, ubicación y demás.
Las redes sociales y sus algoritmos actúan como un espejo que nos refleja una imagen de nosotros mismos; sin embargo, esta imagen no es la única ni la definitiva. Nos muestran no solo lo que somos, sino también lo que podríamos llegar a ser. Revelan lo que tenemos, pero también lo que nos falta. Nos muestran nuestros gustos, pero también nos confrontan con desafíos. Nos muestran lo que nos brinda felicidad, pero también lo que nos causa sufrimiento.
Este espejo puede ser una herramienta útil para conocernos mejor, pero también puede ser una trampa si nos dejamos llevar por la ilusión de que esa imagen es la única realidad, y que no hay nada más allá de ella. Por eso, muchas personas sufren de depresión y ansiedad al comparar sus vidas "miserables" con las vidas "perfectas" que ven en las redes sociales. Si nos aferramos demasiado a lo que el espejo nos muestra, corremos el riesgo de perder de vista nuestra esencia, nuestra identidad, nuestra misión y nuestro propósito en la vida.
Quizás te estés preguntando: «¿Y dónde puedo encontrar mi esencia, mi identidad, mi misión y mi propósito en la vida?». La respuesta se encuentra en las Escrituras. Allí descubrirás que Dios te creó a su imagen y semejanza (Génesis 1: 26), que él te ama y que vales mucho para él (Isaías 43: 4), que entregó a su Hijo para salvarte (Juan 3: 16) y que muy pronto volverá a buscarte para que estés donde él está (Juan 14: 1-3).
Tú eres más de lo que reflejan tus redes o cualquier otro aspecto de tu vida. Tienes en tus manos el poder de alcanzar grandes metas y ser lo que Dios quiere que seas. ¿Aceptarás el desafío?