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Verdadera libertad

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«Les prometen libertad, siendo ellos mismos esclavos de la corrupción; porque todo hombre es esclavo de aquello que lo ha dominado». 2 Pedro 2: 19

¿En qué consiste la verdadera libertad? Posiblemente, estés a punto de alcanzar la mayoría de edad y sueñas con ese momento glorioso en el que tú tomes todas las decisiones. Lo sé porque yo también estuve en esa situación. A menudo pensamos que, si tuviéramos un control total sobre nuestras vidas y pudiéramos hacer lo que nos plazca, entonces seríamos verdaderamente libres. Sin embargo, con el tiempo se hace evidente que deshacernos por completo de toda autoridad conduce a una vida esclavizante y vacía.

En uno de sus sermones, Jonathan Pokluda relata que la primera vez que asistió a una iglesia escuchó la historia de un caballo salvaje que solo quería ser libre. Al vivir en campo abierto, este caballo tenía que buscar su propia comida, agua y refugio para protegerse de la lluvia, todo mientras algunos hombres del pueblo cercano intentaban atraparlo. Un día, un vaquero logró capturar al caballo, lo llevó a su establo y lo colocó dentro de una cerca.

Como en ese momento estaba luchando con la idea de quién es Dios, Jonathan se vio a sí mismo reflejado en ese caballo. «¡No! Liberen el caballo», pensó mientras escuchaba la historia. Pero el vaquero no liberó el caballo. Lo cuidó, le brindó amor, lo entrenó hasta que pudo montarlo y, cuando lo montaba, lo llevaba a donde había comida y agua. El vaquero también resguardó al caballo de las inclemencias del tiempo. Fue entonces cuando el predicador dijo la frase que llevó a Jonathan Pokluda a los pies de Cristo: «Solo cuando el caballo se sometió por completo a su amo, experimentó la verdadera libertad por primera vez».

Puede parecer contradictorio, ¿verdad? Someterse a Dios para experimentar la verdadera libertad. Pero la realidad es que solo existen dos opciones: ser esclavos del pecado o ser siervos de Dios. Pablo escribe que «una vez libres de la esclavitud del pecado, ustedes han entrado al servicio de la justicia» (Romanos 6: 18). Ahora, «el que era esclavo, cuando fue llamado a la fe, ahora es un hombre libre al servicio del Señor; y, de la misma manera, el que era hombre libre cuando fue llamado, ahora es esclavo de Cristo» (1 Corintios 7: 22). ¿Te gustaría hoy experimentar la verdadera libertad? Sométete a Dios por completo.

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