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La locura de la fe

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«El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden; en cambio, para los que se salvan, es decir, para nosotros, este mensaje es el poder de Dios». 1 Corintios 1: 18, NVI

En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no hace mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero…». Así comienza Cervantes su magistral obra El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, donde relata las aventuras de Alonso Quijano, un hombre que leyó tantas novelas de caballeros que «del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio». Don Quijote vive en un mundo imaginario, donde ve las cosas de forma diferente a como son en realidad. Para él, los molinos de viento son gigantes, un rebaño de ovejas es un ejército y una yegua es un corcel imponente.

Don Quijote guarda cierto parecido con lo que la Biblia dice acerca de la fe. Pablo afirma que «tener fe es tener la plena seguridad de recibir lo que se espera; es estar convencidos de la realidad de cosas que no vemos» (Hebreos 11: 1). La fe nos hace ver el mundo y a los demás de manera distinta, pues vemos a través de los ojos de Dios. Nos hace vivir con propósito, amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos. Pero la fe también nos hace parecer locos ante el mundo, pues no todos entienden nuestra cosmovisión. Festo le gritó a Pablo «¡Estás loco, Pablo! ¡Las muchas letras te vuelven loco!» (Hechos 26: 24, RV95).

¿Significa esto que hemos de renunciar a nuestra fe para agradar al mundo? ¡De ninguna manera! Al contrario, hemos de mantenernos firmes, «pues la locura de Dios es mucho más sabia que el más sabio plan humano, y lo débil de Dios es más fuerte que todos los hombres juntos» (1 Corintios 1: 25, NBV) y «no es posible agradar a Dios sin tener fe» (Hebreos 11: 6). Sí, tener fe puede hacer que parezcas extravagante ante los incrédulos. Sin embargo, aquí radica la gran diferencia entre la fe y la locura al estilo de Don Quijote: para aquellos que son salvos, la fe es la manifestación del poder de Dios. ¿Te atreverás hoy a ser un «loco de la fe»?

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