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Sacando cuentas

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«Jehová habló a Moisés y le dijo: "Sacad la cuenta del botín que se ha hecho, tanto de las personas como de las bestias"». Números 31:25, 26, RV95

A finales de noviembre, en Estados Unidos se celebra el Día de Acción de Gracias. Esta festividad, que cada vez trasciende más allá de las fronteras de Norteamérica, tiene sus raíces en el siglo XIX. Después de la batalla de Gettysburg, en 1863, Abraham Lincoln declaró el último jueves de noviembre como el «día nacional de reflexión y agradecimiento». Después, en 1941, esta festividad quedó oficialmente establecida el cuarto jueves de noviembre, y así ha permanecido hasta el día de hoy.

Aunque la fecha del Día de Acción de Gracias es relativamente reciente, ya en la Biblia encontramos un «día de acción de gracias» del pueblo de Israel. En Números 31, justo después de finalizar una batalla contra los madianitas, encontramos dos eventos llamativos. En los versículos 25 y 26, Dios ordena: «Sacad la cuenta del botín» (RV95). ¿Por qué? Sencillamente, porque el ser humano tiende a ser olvidadizo y Dios quería que los israelitas fueran conscientes de lo que él había hecho por ellos. Cuando contamos nuestras bendiciones, cuando «sacamos cuentas» podemos apreciar mejor la bondad y la misericordia de Dios.

Después de «sacar la cuenta del botín», encontramos el segundo acontecimiento relevante. «Se acercaron a Moisés los jefes de las tropas de aquel ejército, y dijeron a Moisés: "Tus siervos han hecho el recuento de los hombres de guerra que están a cargo nuestro, y no falta ninguno. Por lo cual hemos traído a Jehová como ofrenda lo que cada uno ha hallado"» (Números 31: 48-50, RV95). Después de contabilizar las ganancias materiales, los jefes se dieron cuenta de lo que realmente importa: la vida de las personas. Fue así como llegaron a la siguiente conclusión: «No falta ninguno».

Ya nos acercamos al final del año y estarás agradecido o agradecida por todas las bendiciones que Dios te ha dado. Pero si hoy apartas unos minutos para «sacar la cuenta», llegarás a la conclusión inevitable de que las mayores bendiciones que has recibido durante el año, como la vida, la salud o la familia, no se pueden medir en cantidades. La buena noticia es que no tienes que esperar al cuarto jueves de noviembre de este año para expresarle a Dios tu gratitud. Hoy es el mejor día para hacerlo.

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