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La franquicia de Juego de tronos es una de las más exitosas de los últimos años. Tanto los libros como las series que de ellos se derivan son grandes éxitos comerciales. Hoy me gustaría llamar tu atención a una frase icónica de esta serie de fantasía: «El invierno se acerca».
En el universo ficticio en el que se desarrolla la serie, las estaciones pueden durar varios años. Por lo tanto, esta frase funciona como una especie de advertencia y resume la expectativa que genera la narrativa de la serie. Durante siete temporadas, los protagonistas se prepararon para el invierno, la oscuridad y los peligros que llegarían con esa estación. Una de las maneras más efectivas de prepararse para la llegada del invierno era rodearse de aliados, como bien expresa la frase de uno de los protagonistas: «Cuando la nieve cae y sopla el viento, el lobo solitario muere, pero la manada sobrevive».
Más allá de la fantasía, los cristianos siempre hemos visto el mundo como un lugar hostil. Y a medida que nos acerquemos más y más hacia el tiempo del fin, los peligros irán aumentando. Así como «el invierno se acerca» constituye una solemne advertencia para los personajes de Juego de tronos, el tiempo del fin lo es para nosotros. Jesús describió este periodo con las siguientes palabras: «Habrá entonces un sufrimiento tan grande como nunca lo ha habido desde el comienzo del mundo, ni lo habrá después» (Mateo 24: 21). Acto seguido nos invitó a prepararnos adecuadamente: «Por eso, ustedes también estén preparados» (Mateo 24: 44).
¿Qué podemos hacer tú y yo a fin de prepararnos para el «invierno» que se aproxima? Aunque hay diversas maneras de hacerlo, como la lectura de la Biblia, la oración y la testificación, hay una que resulta digna de mención en este contexto: «la manada»; o dicho en términos espirituales: pertenecer a una comunidad de fe. El autor de Hebreos dice que ahora que «vemos que el día del Señor se acerca», no debemos dejar «de asistir a nuestras reuniones», sino que hemos de animarnos los unos a los otros (Hebreos 10: 25).
Cuando nos reunimos con otros creyentes contamos con la presencia de Cristo (Mateo 18: 20); además, en la unidad podemos hallar fortaleza para superar los desafíos (ver Eclesiastés 4: 9-12, NTV). El invierno se acerca, no te quedes solo, ¡únete a la manada!