Regresar

No Tengo Tiempo

Play/Pause Stop
«Me es necesario hacer las obras del que me envió mientras dura el día; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, luz soy del mundo» (Juan 9: 4-5).

¿Quién no ha dicho nunca «No tengo tiempo»? O algo parecido a «Tengo tantas cosas que hacer que no sé por dónde empezar». O «Tengo tanto trabajo que no me queda tiempo para leer ni para jugar con mis hijos, ni para hacer ejercicio». O bien, «Estoy tan ocupado que se me pasa el día volando y al final de la jornada tengo la sensación de no haber hecho nada»

Con estas explicaciones justificamos nuestra deficiente organización, la mala gestión de nuestras prioridades o nuestra incapacidad para delegar responsabilidades. Quizá de manera inconsciente, a fin de cuentas, estamos intentando convencernos de que la culpa de nuestra falta de tiempo para algunas cosas la tienen los demás.

Con objeto de paliar esta situación procuramos alargar la jornada laboral, llegamos más tarde a casa, nos llevamos trabajo al hogar y robamos tiempo a la familia o al sueño, acortando nuestras vacaciones o sacrificando fines de semana. Incluso nos engañamos diciéndonos que más adelante nos organizaremos mejor y podremos dedicar a las cosas importantes de la vida el tiempo que ahora consumimos con las que consideramos, de momento, más urgentes.

Sin embargo, la Biblia nos invita a reflexionar sobre nuestra gestión del tiempo, recordándonos que» todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora» (Ecle. 3: 1). El sabio asegura que eso incluye, entre muchas otras cosas, tiempo para plantar, curar, edificar, reír, abrazar y amar (vers. 2-8).

Me admira observar que Jesús, que asumió el ministerio más importante de la historia, aun sabiendo que disponía de pocos años para llevarlo a cabo, se tomaba con toda naturalidad, además del tiempo necesario para orar, predicar, sanar y enseñar, tiempo para socializar en bodas, alternar con escribas y fariseos y relajarse en casa de amigos.

Cuando Jesús afirmó que le era necesario hacer las obras del que lo envió mientras todavía podía, demostró un asombroso control del tiempo. ¿Qué consiguió con esa extraordinaria gestión?

Sin duda, dominar el estrés, tener una visión clara de sus prioridades, disponer de tiempo libre para los demás y estar más centrado en la consecución de los objetivos de su misión.

Señor, hoy necesito que me guíes e inspires para gestionar el tiempo de que dispongo.

EN MI DÍA A DÍA

Matutina para Android