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Siguiendo sus instrucciones

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«Porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: [...] Si sabéis estas cosas, bienaventurados, sois si las hacéis» (Juan 13: 15-17).

Mi esposa y yo vemos muy poco la televisión. Pero cuando tenemos tiempo o queremos distraernos un poco de nuestras tareas, ponemos las noticias o algún otro programa de interés.

El otro día me senté en el sofá, pulsé el mando a distancia y... nada. Probé diferentes canales y... nada. No había manera de que apareciese ningún canal. Pensé que quizá las baterías del mando a distancia estaban descargadas y las cambié por otras nuevas. Pero ni así.

Como soy muy poco dotado para el bricolaje, e ignoro prácticamente todo de la más elemental tecnología, llamé al servicio técnico de la empresa a la que compré el televisor, pero me respondieron que ese tipo de asistencia ya no estaba disponible en la zona, y que debía llamar a la compañía que proporcionaba ese servicio. Después de hablar no sé cuantos minutos con una máquina («Si su problema tiene que ver con A, pulse 1; si tiene que ver con B, pulse 2; si tiene que ver con el mando, pulse 3», etc.), al fin se puso al teléfono un técnico.

Tras explicarle mi problema me dijo muy amablemente: «No se preocupe. Sé qué le pasa a su receptor. Voy a indicarle paso a paso lo que debe hacer para recuperar la conexión con nuestros programas. Por favor, siga mis instrucciones al pie de la letra. Confíe en mí, juntos vamos a resolver su problema en un momento».

Sin demasiada convicción, al principio, seguí sus instrucciones y, en efecto, al cabo de múltiples operaciones (pulse aquí, pulse allá, pulse más allá), el aparato comenzó a funcionar perfectamente.

También en nuestro caminar espiritual a veces nos enfrentamos con dificultades, o pruebas que no acertamos a superar. Y estoy convencido de que en nuestras luchas, en nuestros fracasos o en nuestras tentaciones, Dios nos dice también, como aquel técnico experto en electrónica: «Sigue mis instrucciones al pie de la letra. Juntos vamos a solucionar tu problema»

Ciertos libros de autoayuda nos suelen dar el consejo siguiente para superar nuestras pruebas: »Sigue tu corazón». Pero la Biblia nos advierte de que nuestro corazón puede ser menos de fiar de lo que pensamos (Jer. 17:9). Por eso Jesús nos recomienda, con el texto de hoy, que sigamos sus pautas y su ejemplo, es decir, que apliquemos las instrucciones de las Escrituras. Y el apóstol Pablo nos recuerda que todas ellas se escribieron» para nuestra enseñanza» (Rom. 15: 4).

Señor, te escucho.

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