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Trabajando como responsable del Departamento de Educación de la División Euroafricana de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, tuve el privilegio de visitar en diversas ocasiones una preciosa escuelita unitaria, instalada en una granja antigua, en un bello lugar con una panorámica espectacular sobre los Alpes suizos. Coincide que muy cerca se encuentra la sede central de una famosa fábrica de lápices.
En una de mis visitas, me encantó la meditación que la maestra presentó a los niños, que ilustró después de entregar a cada uno de ellos uno de aquellos prestigiosos lápices, de esos que llevan una goma en el extremo contrario a la punta.
La lección de Biblia, según yo la recuerdo, decía más o menos lo siguiente: «Yo en ellos» (Juan 9: 23). Lo más importante de un lápiz no es la madera de que está hecho, ni la forma, ni el color. Lo esencial es la mina que lleva dentro. Cuida tu mina, es lo principal. Si Cristo está en ti, el resto es secundario. Pero no olvides tampoco que sin un adecuado soporte la mina se rompe. Aférrate bien a Cristo.
«Todo aquel que no lleva fruto, lo limpia, para que lleve más fruto» (Juan 15: 2). Siguiendo la metáfora del lápiz, podríamos decir que cuando un lápiz se desgasta, y ya no escribe bien, hay que afilarlo para que escriba mejor. Déjate afilar cada vez que lo necesites.
«Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad» (1 Juan 1: 9). Cuando al escribir con el lápiz te equivocas, tienes que usar la goma. Reconocer tus faltas, pedir perdón y corregir tus errores es lo normal en un discípulo de Cristo. Hazlo siempre. Contrariamente a las marcas que pueden dejar en el papel tus errores, el perdón de Cristo nos limpia del todo, sin dejar marcas.
No olvides que la calidad del trabajo del lápiz depende sobre todo de la mano que lo guía. Este fue el secreto de los primeros cristianos: «La mano del Señor estaba con ellos» (Hech. 11: 21), Déjate llevar por la mano de Dios en todo lo que hagas, para que te utilice en los magníficos proyectos de vida que tiene para ti.
Excelente lección con detalles que yo no he olvidado, y supongo que los alumnos de aquella singular escuelita tampoco.
HACIENDO MI PARTE EN LA MISIÓN