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Cierto dicho popular asegura que los padres están para educar y los abuelos para consentir, pero hoy veremos la influencia que pueden llegar a tener las abuelitas en las mentes de sus nietos.
Cuando Lucila era pequeña, su abuela le leía la Biblia por las noches. Fragmentos del Cantar de los Cantares quedaron impregnados en los pensamientos de aquella niña. Al leer sus poemas y versos, podemos darnos cuenta de la fuerte influencia que tuvo dicha lectura en ella.
El 10 de diciembre de 1945, Lucila se convirtió en la primera latinoamericana en recibir el Premio Nobel de Literatura, de manos del rey Gustavo V de Suecia, y en 1951, recibió el Premio Nacional de Literatura.
Lucila, originaria de Chile, mejor conocida con el seudónimo de Gabriela Mistral, obtuvo de su abuela en sus primeros años de vida la mejor herencia que pudo recibir. «El placer de servir» es uno de los poemas más repetidos en el ámbito religioso.
Toda naturaleza es un anhelo de servicio. Sirve la nube, sirve el viento, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que aparta la piedra del camino, el odio entre los corazones y las dificultades del problema... Que no te llamen solamente los trabajos fáciles. ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!
Pero no caigas en el error de que solo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios: ordenar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña. Aquel que critica, este es el que destruye, tú sé el que sirve. El servir no es faena de seres inferiores.
Dios que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamarse así: «El que sirve». Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿A quién? ¿Al árbol, a tu amigo, a tu madre?
¿Tienes nietos? No dudes en leerles la Biblia; tu influencia puede marcar la diferencia. ¿Tienes un niño a tu cuidado? Lee para él las fascinantes historias de la Sagrada Escritura, pues la mente de un niño es terreno fértil. Los poemas de Gabriela lo confirman.
#pdfelizdeserabuela