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Dormir puede ser peligroso

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«Cuando se levantó de la oración y fue a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza» (Lucas 22: 45).

Linda era una dama que hacía honor a su nombre. Era muy apreciada por todos por su carácter noble y empático. Cierto día, el hijo pequeño de la familia enfermó y murió. A partir de entonces, Linda se veía triste y desarreglada, su jovialidad había desaparecido. Se despertaba tarde y tomaba pequeñas siestas a cada momento. Lo único que quería era dormir para no pensar. Pasaron algunos años y la situación no mejoraba; al contrario, cada vez era peor. Ella fue diagnosticada con depresión y al cabo de un tiempo terminó con su vida. ¿Has oído una historia similar? Sé que sí.

En una nota descriptiva publicada en febrero de 2017, los registros de la OMS afirmaron que alrededor de 300 millones de personas en el mundo sufren depresión, de las cuales 800,000 se suicidan cada año y la mayoría de ellas son mujeres. Esta enfermedad es la segunda causa de muerte en el grupo de personas de 15 a 29 años. Somos tan vulnerables ante las adversidades, que el hecho de ser mujer nos hace frágiles al momento de enfrentar situaciones difíciles. Pero, ¿hay alguna solución a esto? Claro que la hay.

En la Biblia encontramos personajes que sufrieron algún tipo de depresión, entre ellos los discípulos. No podían creer que su Maestro fuera arrebatado de su lado y todas sus esperanzas de un nuevo reino estaban frustradas. Cuando Jesús les pidió que orasen, ellos se durmieron. Cuando una persona está triste es notable que únicamente quiera dormir. Es esta oportunidad que el enemigo tiene para infiltrar en la mente pensamientos negativos. Una destacada escritora afirma que «por haber dormido cuando su Maestro le pidió que orase, Pedro había preparado su terreno para su propio pecado».

Es decir, la tristeza lleva al sueño, el sueño a la depresión, la depresión a la separación de Dios, la separación de Dios lleva a la muerte. Si conoces a una persona que está pasando por un problema de depresión, no dudes en ir y orar con ella. Estudia la Biblia con ella, recuérdale las promesas de Dios, canta himnos y ayúdale a reconfortar su corazón. Bien pueden buscar ayuda profesional. Y si eres tú quien está sumida en la tristeza, te invito a orar, cantar y abrir tu Biblia en vez de dormir. La buena noticia es que Jesús está listo para sanar tu corazón. Él va a curar tus heridas, te hará fuerte y va a darte una nueva vida. ¿Lo crees?

#pdfelizporlaesperanza

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