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Osa perezosa

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«Por la pereza se cae la techumbre, y por cruzarse de brazos hay goteras en la casa» (Eclesiastés 10: 18).

Si has tenido la oportunidad de ver caminar a un oso perezoso, has de imaginar el motivo de su adjetivo. La lentitud y la vacilación con la que se mueve le hacen sin duda honor a su nombre.

Omar es un chico que entró a formar parte del coro que yo estaba dirigiendo. Al oírlo cantar la primera vez, le di indicaciones de que tenía que practicar mucho, pues desentonaba en gran manera las notas, y su voz potente sobresalía entre todas. A la semana siguiente lo cité más temprano

que los demás para dedicarle un tiempo especial, pero para mi sorpresa no

se sabía la letra del canto ni la melodía. «¿Cuántas veces practicaste?», le pregunté. «Una», me respondió. Después de darle una indicación más fuerte que la semana anterior y animarlo a practicar, regresó la tercera semana. Ahora lo veía seguro y presté especial atención a su voz. Ahora sabía la letra del canto y llevaba mejor la melodía, aunque todavía algunas partes se le dificultaban, se notaba que se había esforzado.

El texto de hoy es claro al decir que, debido a la pereza, las cosas que emprendemos no tienen mayor resultado y terminan derrumbándose. La flojera nos hace tener resultados mediocres y no hay lugar para la excelencia. Hacer las cosas a medias en la vida cristiana, también trae como consecuencia derrumbes espirituales.

He visto con tristeza un grupo de niños distraídos en el rincón infantil, porque la maestra no se aprendió la historia y solo tiene los ojos fijos en el cuaderno. He visto escuelas sabáticas sin participación porque los alumnos no aprendimos el versículo de memoria, solo por mencionar algunos ejemplos.

En muchas ocasiones la iglesia actual ha sido comparada con la iglesia de años atrás y siempre resultan ser mejor ellos que nosotros. Esto podría ser cierto si no salimos de nuestra pereza, flojera y tibieza espiritual.

Querida amiga, comencemos por nuestra persona hoy. Aprende un salmo o un versículo y si te dan una participación, procura aprender el relato de memoria. Dios te ha dado la capacidad de hacerlo, no dejes que la pereza derrumbe tu casa. El secreto está en esforzarse e intentarlo una y otra vez hasta que quedes satisfecha y sientas que la ofrenda que vas a darle a Dios, es lo mejor que puede salir de ti.

#pdfelizaldarmimaximoesfuerzo

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