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En la mayoría de la comunidad femenina, es normal el fenómeno del llanto. Por alguna razón, ya sea biológica o cultural, los hombres derraman menos lágrimas que nosotras. Solo por mencionar algunos ejemplos, diremos que lloramos cuando alguien nos hace sentir mal, cuando los hijos se muestran rebeldes, cuando sentimos un dolor físico, lloramos incluso por mucha felicidad; y la última vez que lloré tanto, fue cuando se perdió mi perro. Es posible que nos desahoguemos de esta manera debido a los ciclos hormonales que el Señor puso en nuestro cuerpo o quizás es una bendecida manera de liberar la tristeza. Por el motivo que sea, el llanto ha estado presente a lo largo de nuestra vida.
La cita de hoy es una canción de gratitud a Dios por su providencia. En lugar de llorar, el salmista ahora estaba danzando y, en lugar de estar triste, ahora estaba muy alegre. Esta dádiva divina ha sido enviada a la tierra a cada una de las hijas de Dios que deseen recibirla. Pero los problemas reales que aquejan a nuestro mundo, muchas veces no nos permiten comprenderla y recibirla.
Nadie tiene por qué morir de sed teniendo a su alcance agua para tomar, a menos que por decisión propia se prive de tal privilegio. Lo mismo sucede con nuestras lágrimas y tristezas. Nadie tiene por qué vivir eternamente en constante duelo cuando tenemos a nuestro alcance la promesa de quien no falla.
Era la cuarta noche que no sabía nada de mi mascota. Habían sido días muy tristes en una búsqueda a la que muchos se unieron. Entonces no aguanté más y solté las lágrimas delante del Señor y le pedí que tocara el corazón de quien tenía a «Kido» y me lo devolviera. A la tres de la mañana el sueño se fue y seguí pidiendo por el milagro. Antes de dar la cinco de la mañana, los mensajes llegaron: «Yo encontré a tu perro, dime donde te veo para entregártelo». Yo estoy segura de que fue Dios que vio mis lágrimas.
Querida amiga, la buena noticia es que ninguna lágrima se derrama en vano. Dios las ve desde el cielo y trabaja para rodearte de alegría y enviarte tu milagro. No olvides que «él siempre comprende tus lágrimas».
#pdfelizporqueDiosvemislágrimas