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¡Que muera quemada!

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«Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: —Tamar, tu nuera, ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Entonces dijo Judá: —¡Sacadla y quemadla!» (Génesis 38: 24).

Un día como hoy, pero del año 1431, en la plaza del mercado viejo de Ruan, al  norte de Francia. Juana de Arco pago la sentencia de morir quemada en la hoguera, pues se le había acusado de herejía. Sus cenizas fueron arrojadas al río Sena y durante mucho tiempo su nombre fue olvidado. Sin embargo, en 1920 algo ocurrió con su historia y con su nombre, ya que el papa Benedicto XV la declaró santa.

Un suceso similar estuvo a punto de ocurrirle a Tamar. Cometer adulterio era penado con la muerte y en esta ocasión la gente pedía que la pecadora muriera quemada. Puedo imaginar (si fuera nuestra época) los mensajes fluyendo de celular en celular: «¿Ya viste que la nuera de Judá está embarazada? ¡Qué guardadito se lo tenía! Quién la viera vestida de negro, simulando estar de luto, pero bien que daba rienda suelta al pecado. ¿Ya sabrá Judá del lío en que anda metida su nuera? Yo creo que deberíamos decirle».

Mensajes como los que acabo de relatar, actualmente se ven a diario. Nos toca vivir en el tiempo de un gran avance tecnológico y el uso de las redes sociales, si bien pueden aportarnos grandes beneficios, mal empleadas nos podrían afectar y afectar a otros también. Es muy fácil desprestigiar a una persona y que mucha gente se entere en corto tiempo.

Con Tamar no había tecnología, pero las personas se encargaron de correr la voz hasta que llegó la noticia a su suegro, quien de inmediato dijo: «¡Sacadla y quemadla!» ¡Qué pronto había olvidado Judá, que hacía tres meses él tuvo relaciones sexuales con una ramera! Por lo menos así la consideró, e inclusive le había dejado sus prendas y nunca más supo de ella. En lugar de ir y preguntar personalmente a Tamar por su pecado, se limitó a juzgarla con toda dureza y el resultado fue que la astucia de su nuera lo dejó en completa vergüenza.

¿Alguna vez has sido juzgada injustamente? ¿Las malas lenguas han manchado tu nombre? ¿Han juzgado tus acciones creyendo saber tus motivos? Es probable que estés o hayas pasado por una situación similar. No te angusties más. Dios limpiará tu nombre. La verdad siempre sale a la luz, así como Juana de Arco fue reivindicada 489 años después de haber sido injustamente quemada.

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