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Del palacio a las ruinas

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«Yo pasé junto a ti y te vi sucia en tus sangres. Y cuando estabas en tus sangres, te dije: "¡Vive!". Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: "¡Vive!"» (Ezequiel 16: 6).

La noticia repugnante e inaceptable. Un bebe había sido abandonado en la taza de un baño de un centro comercial y aún se podía ver el cordón umbilical. La sangre regada manchaba los pisos blancos y ofrecía un panorama desalentador. Sin duda, su madre la había dejado abandonada en ese lugar. Cuando leí aquella nota, mi mente se transportó hasta la historia bíblica del contexto de la cita de hoy. El verso 4 lo relata así: «Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu cordón umbilical, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte, ni frotada con sal, ni fuiste envuelta en pañales». Y el verso 5 continúa con la lastimera situación de esa niña: «No hubo ojo que se compadeciera de ti para hacerte algo de eso, sintiendo lástima por ti; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste».

¡Qué cuadro tan triste! En la antigüedad, arrojar a un niño recién nacido al campo para que muriera, era una práctica común entre los paganos, y a esa niña nadie le había dado los cuidados que merece un recién nacido. Era común en la costumbre antigua que se frotara a los niños con sal, con el fin de fortalecer su piel y limpiarla mejor.90 Es justo ahí, mientras agonizaba la abandonada criatura en el campo, cuando Jesús pasó y, viéndola, se compadeció de ella, como lo expresa el texto de esta mañana. Con toda certeza, el contexto histórico de esta redención se refiere al pueblo de Israel cuando sufría la esclavitud en Egipto y Dios los liberó. Nuestro héroe también ha pasado por nuestras vidas y nos ha redimido. No teníamos esperanzas. Sin su tierno cuidado, estábamos a punto de morir, pero él dijo: «Estás viva». Y nos dio vida con su vida.

Nuestro Héroe nos hizo crecer y nos proveyó de todas sus riquezas, nos puso ropas limpias y nos devolvió la dignidad. Y todo lo hizo por amor. ¿Cómo habremos de pagar ese maravilloso rescate? Él solo pide nuestro amor como respuesta a tan grande sacrificio. ¿Habremos de ser ingratas y olvidarnos de su incomparable amor? Mañana veremos cómo se portó esa niña rescatada.

#pdfelizpormirescate

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