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La estrategia de guerra del enemigo estaba dando resultados. Los israelitas planearon a los de Judá por la espalda y asi lo hicieron. De un momento a otro, los soldados de Judá se hallaban rodeados por delante y por detrás, sin tener una vía de escape.
Recuerdo una tarde que una niña de cuatro años jugaba en el parque con su triciclo, cuando de pronto vio frente a ella un gran perro, aunque debemos aclarar que ella así lo veía. Al no poder retroceder ni avanzar, soltó un grito en llanto y en un instante su padre estaba con ella. La cargó en sus brazos y la consoló; pero más que consuelo, para ella su padre había sido su héroe, ya que el perro salió huyendo.
Así mismo se hallaban los de Judá en la emboscada, y al no poder hacer nada para defenderse, dieron un gran grito que tuvo respuesta en ese mismo instante. Dios llegó como un padre amoroso que acude al auxilio de su hijo que está en problemas y lo libra.
En ocasiones, sé que también te has sentido atrapada en una emboscada del enemigo. Posiblemente, han surgido eventos desfavorables en tu vida que te hacen sentir atrapada y sin salida. Pero de acuerdo al versículo de hoy, ya sabes lo que tienes que hacer. ¿Gritar? Sí y gritar muy fuerte, no con las cuerdas bucales, sino desde lo más profundo del corazón.
Alza tu voz y clama al Señor por ayuda cuando la muerte te ha arrebatado a un ser querido y al mismo tiempo tus hijos están enfermos. Grita cuando pierdes el empleo y a tu esposo no le está yendo bien en el suyo. Grita cuando seas el centro de una difamación y estás luchando con alguna enfermedad. Grita cuando el doctor te dice que el corazón del bebé que esperas no late más y hay que extraerlo. Grita cuando eres víctima de infidelidad y tu corazón no soporta tanto miedo y dolor. Grita porque la buena noticia es que nuestro Padre amante vendrá a tu auxilio en el mismo instante y te abrazará como aquel padre abrazó a su hija aquella tarde en el parque.
#pdfelizporquevieneenmiauxilio