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Planificación familiar

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«Entonces hubo un gran clamor del pueblo y de sus mujeres contra sus hermanos judíos. Había quien decía: "Nosotros, nuestros hijos y nuestras hijas, somos muchos; por tanto, hemos pedido prestado grano para comer y vivir"» (Nehemías 5: 1-2).

Las condiciones en las que Rosenda se encuentra son paupérrimas. Cuando llueve, las gotas se cuelan por Las láminas del techo formando pequeños riachuelos de lodo. Su estufa es de piedras con leñas y dos varillas de fierro sobre las cuales descansa un comal. Las ropas del hijo más pequeño están notablemente desgastadas, pues han pasado sobre los cuerpecitos de sus seis hermanos mayores, y dentro de unos meses pasarán a ser propiedad del más pequeño que está a punto de nacer. Como personal de salud, le hablamos sobre la planificación familiar y respondió que su esposo no quiere que usen ningún método anticonceptivo, pues están «a la voluntad de Dios». En mi mente surgió la incógnita: «¿Es la voluntad de Dios que esa familia viva en condiciones precarias y seguirse reproduciendo, aunque no tengan los medios para hacer de ellos hombres y mujeres de bien?».

Una historia similar se desprende del texto bíblico. Las mujeres también encabezaron esta protesta y su argumento era: «somos muchos en la familia y no nos alcanza para comer». Como resultado habían pedido prestado, habían hipotecado sus tierras, sus viñas, sus casas y, en los casos extremos, habían dado a sus hijos por esclavos como pago de sus deudas.

La familia es un núcleo sagrado instituido por Dios, sin embargo, el enemigo se ha encargado de que los matrimonios le resten importancia para así llevar a cabo sus planes destructivos. La reconocida escritora cristiana Elena G. de White comenta: «Hay padres que, sin considerar si pueden o no atender con justicia a una familia grande, llenan sus casas de pequeñuelos desvalidos que dependen por completo del cuidado y la instrucción de sus padres... este es un perjuicio grave, no solo para la madre, sino para sus hijos y la sociedad. Antes de aumentar su familia, deben considerar si el traer hijos al mundo habría de glorificar a Dios o deshonrarle. Dios quiere que los padres actúen como seres racionales y vivan de tal manera que cada hijo reciba la debida educación y que la madre tenga fuerza y tiempo para emplear sus facultades mentales en la disciplina de sus pequeñuelos a fin de que sean dignos de alternar con los ángeles».

Glorifiquemos a Dios con nuestros hijos.

#pdfelizdeserresponsable

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