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En el tiempo en que el rey Salomón escribió los proverbios, las casas en las que habitaban la mayoría de los habitantes estaban hechas de barro con tablas de madera en los techos, recubiertos con una mezcla de tierra. Cuando llovía era común que el agua se filtrara hacia el interior de las casas con las llamadas goteras.
No fue hasta hace unos meses que comprendí la comparación de lo que Salomón quiso decir cuando una noche el aire acondicionado comenzó a gotear. Al principio, no hicimos caso del constante goteo, pero después de unos minutos, no podíamos conciliar el sueño, pues el sonido que causaba el choque de la gota con el suelo era en verdad molesto. «¡Vaya! -pensé. -Ahora comprendo qué es ser una esposa gotera.
¿Soy yo una esposa gotera? Quizás en algún momento lo hemos sido cuando hacemos constantes reclamos, cuando esperamos que papá llegue para acusar a los niños en lugar de haberles aplicado su debida disciplina, cuando exigimos a nuestro esposo más de lo que puede darnos en asuntos materiales, cuando estamos a menudo de mal humor o cuando estamos constantemente señalando sus errores. Y podríamos agregar cuando somos la fuente de malos entendidos y problemas con la familia y la iglesia.
Ante tales circunstancias debemos recurrir a los maravillosos consejos de las Sagradas Escrituras respecto a nuestro desempeño como esposas. Claro que hay consejos también para los esposos, pero no es el tema que nos ocupa hoy. Veamos algunos: «Siempre lo trata bien, nunca mal, todos los días de su vida» (Proverbios 31: 12). «¿Hallaste esposa? ¡Has hallado el bien! ¡Has alcanzado el favor del Señor!» (Proverbios 18: 22). «Ustedes, las casadas, honren a sus propios esposos, como honran al Señor» (Efesios 5:22).
Querida amiga, no sé qué problema se haya convertido en tu hogar en una molestosa gotera; la buena noticia es que Jesús puede reparar esa brecha por donde se han filtrado discordias y sentimientos negativos hacia el esposo, hijos, amigos o compañeros de trabajo. Él puede hacer fluir de tu persona un ser conforme al corazón de Dios. No olvides que el matrimonio es una institución de origen divino y es tan sagrado como lo es el día sábado, por lo tanto, debemos mantener en nuestros hogares la santidad del matrimonio.
#pdfelizdeseresposa