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¿De quién es la culpa?

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«Gedeón le respondió: Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas esas maravillas que nuestros padres nos han contado? Decían: “¿No nos sacó Jehová de Egipto?”. Y ahora Jehová nos ha desamparado y nos ha entregado en manos de los madianitas» (Jueces 6: 13).

Una tarde tomé un taxi colectivo para regresar a casa y a mi lado iba una madre con su pequeño de unos cinco años. En su manita traía unas monedas que apretaba con todas sus fuerzas para que no se le cayeran. La madre se las pidió para guardarlas y él dijo que no. Durante el viaje la noche comenzó a caer y yo iba inmiscuida en mis pensamientos, cuando de pronto un grito me hizo volver: «¡Tú tienes la culpa!». Gritaba el niño, al tiempo que le pegaba a su mamá, quien se protegía de los golpes. -Yo te dije que me las dieras para guardarlas y no quisiste-, se defendió ella. «¡Tú tienes la culpa!», volvió a decirle el niño mientras lloraba porque sus monedas se habían perdido. Al quedarse dormido dejó de cuidar sus monedas y estas rodaron por el piso del vehículo.

De igual manera, Gedeón le decía al ángel: ¡Dios nos ha abandonado y por su culpa estamos pasando momentos terribles! Parece que tendremos que recordarle a Gedeón el verdadero motivo por el cual estaban así. Dios les había dado sus leyes con el fin de que ellos pudieran gozar de su cuidado y bendiciones. Les había dicho en repetidas ocasiones que no adoraran a otros dioses fuera de él y que no hicieran alianzas ni casamientos con los extranjeros ni idólatras. Sin embargo, al olvidar las leyes de Dios y apartarse de sus caminos, ellos mismos propiciaban su ruina.

¿Cuántas veces hemos actuado como Gedeón y como el niño del taxi? Cuando por nuestras erradas decisiones nos va mal, reclamamos la ausencia de Dios en nuestra vida. Cuando el hogar se destruye debido a la infidelidad y el dolor golpea, no es Dios el culpable. Cuando adquirimos una enfermedad originada por nuestra incorrecta alimentación, no fue Dios quien puso los platos de comida en nuestra mesa. Dios nos dio su Palabra para tenerla como guía; sigámosla. Nos ha dado una familia para hacer de ella un pedacito del cielo en la tierra; cuidémosla. Nos ha dado salud para dar un servicio integral a la humanidad; preservémosla.

#pdfelizalobedecer

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