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Diego, 11 años, España. Sam, 14 años, Inglaterra. Oriana 15 años, Argentina. Jamel, 9 años, Estados Unidos. Alejandro, 9 años, México. Todos ellos son niños que comparten una particularidad: se suicidaron a causa del bullying. Y las historias de todos los que se han quitado la vida por no soportar las burlas no cabrían en este libro. Aunque el término es nuevo, la acción no lo es.
Ya desde tiempos antiguos existen personas que, a falta de amor propio, se dedican a hacer chistes y burlas sobre lo que consideran defectos de las otras personas. Ya sea el peso, la estatura, la raza o la posición social, todos son fuertes motivos que los burladores usan para llevar a cabo su acoso. El acoso puede ser físico, psicológico o cibernético y según datos de la UNESCO, «una tercera parte de los niños y jóvenes en el mundo son víctimas de las burlas»,
En el Salmo 1, encontramos una frase igual al texto bíblico de hoy, «ni en silla de burladores me he sentado», y está haciendo hincapié en las acciones de las personas justas. Una persona que espera ir al cielo y recibir la recompensa de los justos (ver Salmos 1:6) no participa de las burlas hacia sus prójimos.
Por duro que parezca, los niños que se convierten en acosadores de sus compañeros, no nacieron con esa maldad, no nacieron en silla de acosadores, sino que es en el seno de su familia que se les construye la silla, donde ellos aprenden a burlarse de los demás. Un niño que ve como su padre golpea a su madre y como su madre desquita su ira y frustración con él (el niño), es un potencial acosador. Un niño que sufre burlas de sus tíos en reuniones familiares, es un potente acosador escolar. Tristemente, el acoso de hoy tiene dos caras: por una parte, la víctima y, por otra, el victimario, que también es una víctima.
Si en nuestros hogares fomentamos el respeto por los valores y por la vida propia y la de los demás, estaremos contribuyendo grandemente a la lucha contra el bullying. Si lo que sucede en las escuelas es el reflejo de lo que ocurre en el hogar, ¿qué están reflejando tus hijos?
#pdfelizdereflejaramor