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Uno de los últimos submarinos de propulsión humana fue construido durante la guerra de Secesión Norteamericana, cuyo nombre fue H. L. Hunley, y quien pasó a la historia con el nombre de «el ataúd peripatético». Su estrategia consistía en sumergirse debajo del barco enemigo y emerger del otro lado y seguir navegando hasta que con un tirón a la soga, la mina flotante de cobre de 40 kilos de pólvora, destruía el barco. La historia le reserva el crédito de ser el primer submarino que hundió un barco enemigo. Sin embargo, la trayectoria del Hunley fue más en su contra que en su favor.
Un día en su embarcadero en Charlestón, cuando estaba a punto de realizar una inmersión de prueba con toda la tripulación a bordo, el oleaje de un vapor que pasaba lo cubrió y el agua entró por las escotillas abiertas. Inmediatamente, se fue al fondo con todos los tripulantes, excepto el capitán Payen que pudo salir por una de las escotillas, quien lo sacó de las profundidades.
En el otoño de 1863 se volvió a inundar y a hundir. El 15 de octubre del mismo año, el propio capitán Hunley tomó el mando e hizo una prueba de inmersión en la Bahía de Charlestón. Llenó demasiado y muy rápidamente los tanques de proa. El barco se inclinó y se fue al fondo. La luz se apagó y la tripulación aterrorizada quedó anclada en el fondo del agua. No hubo ningún sobreviviente. Por tercera vez, el Hunley fue sacado del agua.
La noche del 17 de febrero de 1864, salió sigilosamente para atacar al barco de guerra Housatonic. Cumplió su cometido, pero al explotar al barco Housatonic, junto con él, arrastró al Hunley hasta el fondo del mar. Ambos se hundieron. Allí fue el fin del submarino creado para destruir.
Querida amiga, cuando nos disponemos a ser usadas como submarinos de destrucción, siempre estaremos expuestas a destruirnos y lastimarnos a nosotras mismas. Tal como sucedió al Hunley, el destino final de quien se empeña en destruir, es la autodestrucción. La buena noticia es que aún estás a tiempo de pedir al Espíritu Santo que elimine toda mala actitud y mal pensamiento que navegue en el mar de tu corazón.
#pdfelizsinsubmarinos