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Ella era su razón de ser, era su ayuda en el ministerio que realizaba, era el deleite de sus ojos. Es razonable pensar que un día ella enfermó de gravedad y el Señor permitió que fuera al descanso, no sin antes advertir a su esposo que ella sería quitada de su lado y que no debía llorar ni hacer luto por su muerte. No se dice nada más de ella. Aparece en una efímera pincelada como «la esposa de Ezequiel» y se sabe que murió una tarde. Habían pasado nueve años desde que fueron llevados al cautiverio y ella desempeñaba un papel importante como esposa del sacerdote, príncipe y profeta Ezequiel. Ahora su esposo quedó solo en el cumplimiento de la grande y demandante tarea del ministerio.
En un periodo de no más de 12 meses, han llegado noticias de cinco esposas de pastores que bajaron al descanso. Enfermedades que se presentaron repentinamente cortaron su paso por la vida. Se las describe como mujeres guerreras, entregadas al servicio de Dios, buenas madres y excelentes esposas. ¿Por qué entonces fueron arrebatadas del lado de sus esposos e hijos? Con certeza no tendremos una respuesta contundente e inequívoca, pero si de algo estoy segura, es que, al igual que el profeta Ezequiel, los ministros de la Palabra no están exentos de los ataques del enemigo.
Las familias pastorales no viven en una burbuja inmune a los dardos del enemigo. Por el contrario, son un blanco perfecto para sacudir a las iglesias. Ya sea arrebatando a miembros de la familia o logrando que el pecado invada el lecho familiar. Es importante recalcar que Dios no mató a la esposa de Ezequiel, sino que permitió que sucediera y usó el evento para dar un mensaje al pueblo rebelde.
Cuando lleguemos al cielo, quiero conocer a la esposa de Ezequiel y saber su nuevo nombre. Allí no volveremos a enterrar jamás a nuestros amados. Allí por fin la muerte no existirá. Hoy te invito a orar por la familia ministerial que sirve en tu territorio. Los ministros oran por sus iglesias, pero también necesitan con urgencia que las iglesias oren por ellos. Hoy, como ayer, Dios sigue transformando las tragedias en bendición.
#pdfelizalorarporfamiliaministerial