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Leí en un libro de fuente muy confiable, la historia de un exfuncionario público. Mientras trabajó para el gobierno estuvo lleno de honores dado su grado académico. De mente abierta y brillante, de carácter audaz y decidido, gozaba de grandes privilegios y comodidades que le brindaba su partido. No obstante, al abandonar sus labores gubernamentales para dedicarse de lleno a trabajar con el bando opuesto, fue objeto de falsos acosamientos y cacerías para meterlo preso. Sus enemigos lograron su objetivo y pronto lo tuvieron encerrado. Encerraron su cuerpo, pero nunca su espíritu. Papel y tinta fueron suficientes para que Pablo, sí, el apóstol Pablo, escribiera palabras tan alentadoras para las iglesias. En el verso de hoy, encontramos el final de la carta que envió a Filemón y donde claramente le dice que le prepare un lugar en su casa porque pronto irá a verlo personalmente. ¡Cuánto optimismo! El preso espera que por las oraciones que los hermanos elevan por él, pronto saldrá en libertad.
La palabra optimismo tiene su origen en el vocablo «optimum», que quiere decir: «lo mejor». Una persona optimista es capaz de ver «lo mejor» de cada situación, aunque esta sea adversa. Por el lado opuesto encontramos al pesimismo, «pessimum», y quien lo practica siempre espera «lo peor».¿¿Cuántas veces nos hemos visto en situaciones desfavorables y desaparece de nuestro vocabulario la palabra optimismo? Con frecuencia, muchos planes que pudieron ser fructíferos, son echados por tierra por personas pesimistas.
Como hijas de Dios no podemos esperar que todo marche siempre bien; pero sí podemos «esperar lo mejor» aun en los malos e inevitables momentos que presenta la vida. Solo hay dos formas de enfrentarnos a los desafíos: optimismo o pesimismo. De lo que elijamos depende nuestra calidad de vida. Optimistas o pesimistas, a ambos ocurren adversidades; los primeros viven felices, mientras que los segundos viven amargados.
Existe evidencia de que poco después de escribir el apóstol esta carta, fue puesto en libertad y cumplió su deseo de ir a casa de su amigo Filemón. Pablo eligió ser optimista porque sabía que a su lado marchaba el ángel del Señor. La buena noticia es que un ángel también ha sido puesto a tu cuidado. Él no evitará que te sucedan cosas malas, pero estando segura de su compañía, siempre podrás esperar lo mejor.
#pdfelizalseroptimista