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En un escenario, cuando encienden el reflector, dejas de ver al público y todo te enceguece. En los viajes nocturnos por carreteras, los conductores deben conceder cambios de luces, ya que una luz muy alta es causa de accidentes. Ese es el motivo por el cual la luz de la verdad que profesamos no fue dada en un solo instante, sino que ha ido revelándose a pedacitos. No se trata de verdades nuevas, sino de una sola verdad que va descorriendo el velo de manera que la podamos comprender. En ocasión del tercer anuncio de Jesús a sus discípulos acerca de su muerte, ellos no comprendían lo que él les estaba diciendo. La misma Escritura afirma que esto se debía a que aquella verdad les estaba «velada». No obstante, más tarde la comprenderían.
El santuario, el sábado, la vigencia de los mandamientos, la confesión de pecados, el estado de los muertos, entre otras bases de la verdad, fueron estudiadas y comprendidas paulatinamente por hombres sinceros y devotos a las Escrituras como Juan Calvino, Martín Lutero, Guillermo Miller y Elena G. de White, por mencionar algunos. El pastor Juan Robinson, en su discurso a los primeros puritanos que salieron de Holanda hacia América, dijo: «Examinadlo, consideradlo y comparadlo todo con otros pasajes de las Escrituras de verdad antes de aceptarlo; porque no es posible que el mundo cristiano, salido hace poco de tan densas tinieblas anticristianas, pueda llegar enseguida a un conocimiento perfecto en todas las cosas».'
Es nuestro deber crecer en la verdad y no conformarnos con las prédicas del sábado por la mañana. Es nuestro deber buscar un constante conocimiento de las Sagradas Escrituras. De esta manera «discernirán nueva luz y belleza en sus sagradas verdades. Esto es lo que ha sucedido en la historia de la iglesia en todas las edades, y continuará sucediendo hasta el fin». La buena noticia es que nadie que tenga contacto directo con los rayos del Sol de justicia puede quedar en la penumbra de la incertidumbre. Somos un pueblo cuya senda es como la luz de la aurora que va en aumento hasta que el día es perfecto (Proverbios 4: 18). Pidamos a Dios que su luz nos haga llegar al pleno conocimiento de su verdad.
#pdfelizporlaluzdelaverdad