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Estando en Sudáfrica, Oliver me contó cómo experimentó la alegría de frenar el materialismo. Él era un cirujano muy famoso, pero se había tornado materialista. Me contó que murió uno de sus hijos, y hasta entonces se dio cuenta cuál debía ser su prioridad. Entendió que la verdadera riqueza no se encuentra en las posesiones, sino entre los seres que más nos aman, en la piedad y el contentamiento. ¿De qué manera podemos, como Oliver, huir del materialismo?
Buscar primero el reino de Dios. Esta debe ser nuestra meta cada día. Mateo 6:33 nos aconseja: "Busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, entonces todas estas cosas les serán añadidas". Frenar el materialismo comienza con priorizar nuestra relación con Dios y sus propósitos por encima de la búsqueda de posesiones terrenales.
Estar contentos con la provisión de Dios. Presta atención a 1 Timoteo 6:6: "Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero solo si uno está satisfecho con lo que tiene". Involucra encontrar contentamiento en la provisión de Dios, sabiendo que él provee para nuestras necesidades y que las verdaderas riquezas provienen de un corazón lleno de gratitud.
Practicar la generosidad y la mayordomía. En 2 Corintios 9:7, Dios nos anima a dar generosamente: "Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que con alegría". Frenar el materialismo incluye ser generosos con lo que tenemos y practicar una sabia mayordomía.
Frenar el materialismo es un reflejo de nuestro deseo de buscar la verdadera riqueza en la piedad y el contentamiento. Involucra buscar primero el reino de Dios, encontrar contentamiento en su provisión y practicar la generosidad y la sabia mayordomía. A través de esta transformación, descubrimos las riquezas duraderas de una vida centrada en Cristo.
Oración: Padre celestial, guíame para buscar primero tu reino, para encontrar contentamiento en tu provisión y para practicar la generosidad y la sabia mayordomía.