|
La historia de Abigaíl es como esa serie épica donde una heroína aparece justo en el momento clave para evitar que todo se arruine. Imagina esto: Abigaíl, una mujer super sabia y amigable, está casada con Nabal, que es, todo lo contrario, un hombre que no se gana precisamente el premio al más simpático del año. Entonces, llega David con sus muchachos, buscando un poco de ayuda después de haber sido generoso con Nabal; pero Nabal no les da ni la hora.
Aquí es donde Abigaíl entra en modo "ninja de la paz". Ella capta rápido que su esposo "metió la pata" y no va a dejar que las cosas empeoren. Reúne un montón de comida y corre a interceptar a David. Se la juega pidiendo disculpas el caos que hizo Nabal y logra detener lo que podría haber sido una batalla campal. David queda pasmado con el accionar de Abigaíl, y agradecido al Cielo por haberla mandado justo a tiempo.
El accionar de Abigaíl nos hace pensar en cómo manejamos nuestros propios problemas. Todos nos cruzamos con gente que parece que su misión en la vida es hacernos la existencia más complicada. Pero en vez de entrar al juego del drama, podemos aprender de Abigaíl: usar la sabiduría y el positivismo para cambiar el curso de las circunstancias. Optando por la paz en lugar de avivar las llamas del conflicto, estamos mostrando madurez en construir relaciones de calidad, con amor y comprensión.
¿Qué tal si seguimos el ejemplo de Abigaíl? En vez de ser parte del problema, seamos parte de la solución. Dejemos que nuestras acciones sean como esa lista de reproducción perfecta que le gusta a todo mundo, y esparce alegría y amor por doquier. ¿Por qué no haces una pausa para pedirle a Dios esa sabiduría y positivismo en todas nuestras conversaciones?
Que cada cosa que hagamos sea como un emoji de paz en las conversaciones de WhatsApp de la vida, creando conexiones geniales.
Oración: Señor, enséñame a ser como Abigaíl, y llenar mi vida y mis relaciones de sabiduría y compasión.